Hace unas semanas, ordenando mi despacho, anduve revisando mis viejos cuadernos de notas. Me gusta apuntar las ideas interesantes que voy leyendo y recopilar reflexiones sobre la gestión de nuestras finanzas y su estrechísima relación con nuestra vida personal. Ya hemos comentado en este espacio como una cosa no puede entenderse sin la otra, y que no tiene sentido enfrentar nuestras dificultades económicas sin atender antes otros asuntos de índole anímica y psicológica. Cuando estamos en modo vital “automático”, nos dedicamos a la acumulación indiscriminada de objetos y cargas personales, consumiendo demasiadas energías en la solución de muchos “ahora” que nos imponemos de manera voluntaria o inconsciente. Esos “ahora” nos impiden reflexionar y descartar todo aquello que no proporciona valor añadido a nuestra existencia. Y así, casi sin enterarnos, transcurren los años.
Hoy quisiera compartir con ustedes unas ideas extraídas del libro: «Throw Out Fifty Things: Clear the Clutter, Find Your Life» (“Deshazte de 50 cosas: Limpia el Desorden, Encuentra tu Vida”), de Gail Blanke. Se trata de emprender un proyecto personal de renovación aprovechando el comienzo del año, momento muy propicio para ello. Muchos de nuestros problemas financieros y personales son debidos a lo que la autora denomina «sarro vital»: malos recuerdos de la infancia, actitudes pretenciosas, nefastos hábitos económicos y viejas deudas. Dicha carga acaba pasando onerosas facturas. ¿Por qué no eliminarla? Cabe preguntarse también ¿por qué 50? Es una cifra redonda, atractiva y, sobre todo, alcanzable. Escribe Gail Blanke:
«Una vez hayas llegado a deshacerte de 50 cosas, adquieres una maravillosa inercia; antes de que te des cuenta, el desembarazarte de cosas se convierte en un hábito, en una disciplina mental.»
Reglas de actuación.
En el libro se proponen cuatro reglas básicas:
– Regla nº 1: si el objeto, recuerdo, trabajo o individuo es una pesada carga para ti, quítatelo de encima.
– Regla nº 2: si algo no contribuye positivamente en tu vida, déjalo correr.
– Regla nº 3: si tardas mucho en decidir si debes desprenderte de una cosa, tírala.
– Regla nº 4: si tienes miedo de tirar algo, primero elimina el miedo.
Plan de eliminación.
Consta de tres etapas:
– Primera etapa: desecha de tu hogar todas las cosas inútiles que has ido acumulando.
– Segunda etapa: ataca tu espacio de trabajo, eliminado todo el material que no contribuya al desarrollo de tu actividad.
– Tercera etapa: efectúa una limpieza mental y emocional. Anota tus logros.
“Cuando llegues a 50, valora lo conseguido. Comprobarás que ahora dispones de espacio para contemplar lo que realmente quieres en tu vida”.
En clave financiera, ese plan se traduce en librarnos de gastos innecesarios y deudas persistentes, grandes y pequeñas. Tirar los viejos documentos financieros que ya no necesitamos y guardar sólo los esenciales (no hagamos trampas, eso cuenta como un solo logro). Tener presente en todo momento el círculo vicioso de la deuda: necesitamos mayores ingresos para “vivir mejor”, y para “vivir mejor” necesitamos acumular cada vez más cosas y ello, a su vez, acaba significando deudas crecientes que demandan mayores ingresos.
Desembarazarnos de los excesos nos permite apreciar mejor lo que tenemos y reconocer la multitud de cosas realmente útiles que podemos hacer con nuestro dinero.
¿No les parece una iniciativa interesante? Pues a por ello. Es más: ¿alguien se atreve a empezar su plan y a compartirlo con nosotros? Estaremos encantados de mostrárselo al resto de lectores.
Y ya saben: never surrender.
Leave a Reply