La igualdad es la asignatura pendiente en la sociedad a muchos y muy diferentes niveles, pero en el económico es un hecho tan evidente que lo hace indiscutible. Un mundo con una riqueza mejor distribuida sería un mundo más justo, y es difícil que esta afirmación sea rebatida. Pero ¿es esto posible? Pues bien, Thomas Piketty, prestigioso economista francés y especialista en desigualdad económica, apuesta por el optimismo, y plantea dicha posibilidad en su libro Una breve historia de la igualdad.
Publicado en España hace ahora dos años en la editorial Deusto (Planeta de libros), el libro plantea la posibilidad de allanar el camino hacia lo equitativo, y no desde un plano utópico, sino argumentando sus teorías desde el convencimiento de que existe un movimiento social profundamente arraigado que conduce a una mayor igualdad. Aunque reconoce que esta evolución a menudo se ve lastrada por la amnesia histórica, el nacionalismo intelectual y la compartimentación del conocimiento.
Aun con todo, la visión de Thomas Piketti es optimista y su principal pretensión al escribir este libro es fomentar la movilización ciudadana desde esta óptica positiva, con la que quiere transmitir que una economía equitativa es posible, aunque sea un proceso complicado. Y es que, por injusto que se perciba el mundo actual al contemplar las carencias del tercer mundo frente a la opulencia del primero, lo cierto es que “existe una evolución tendencial a lo largo de la historia hacia una mayor igualdad social, económica y política”. Algo que argumenta señalando que el mundo de principios de la década de 2020, a pesar de las extremas diferencias entre ricos y pobres, es más igualitario que el de 1950 o el de 1990, que a su vez eran más igualitarios en muchos aspectos que el de 1850 o 1780”.
El autor asegura haber escrito este libro como respuesta a las peticiones realizadas por lectores, estudiantes y otras personas interesadas en sus conocimientos, y por ello se trata de una obra breve y escrita con un lenguaje sencillo para facilitar su lectura y comprensión, ya que “las cuestiones económicas son demasiado importantes como para dejarlas en manos de una pequeña categoría de especialistas y dirigentes”.
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