Es difícil mirar un telenoticias o abrir un diario y no encontrarnos con la inflación. Esa palabra preocupante que todo gobierno debe combatir en beneficio de los consumidores. Y es que la inflación es el incremento que sufren los precios de los bienes que consumimos y los servicios que utilizamos en un periodo de tiempo determinado, y claro, nos afecta a todos directamente. Pero, ¿qué es la inflación subyacente?, que también suele salir a colación en todo este tipo de noticias. Veámoslo.
La inflación se calcula en base al IPC (Índice de Precios de Consumo) que, mensualmente, elabora el INE (Instituto Nacional de Estadística) en función del comportamiento de los precios de 12 grupos de productos: Alimentos y bebidas no alcohólicas, bebidas alcohólicas y tabaco, vivienda, vestido y calzado, menaje, medicina, transporte, comunicaciones, ocio y cultura, enseñanza, hoteles, cafés y restaurantes y otros bienes y servicios. Unos valores que nos indican la evolución del coste de la vida. Pero no obstante, hay otro cálculo que permite conocer con mayor exactitud esa tendencia en los precios de la cesta de la compra, y ese es l que se conoce como la inflación subyacente.
Precisión
La inflación subyacente es un indicador más preciso que la inflación general, pues refleja los cambios que se producen en los precios ‘en el corto y en el medio plazo’, ya que no se incluyen en el cálculo los productos más volátiles (los que cambian de valor de forma más inmediata e impredecible), tales como los alimentos no elaborados (frutas, verduras…), la energía o el combustible. En cambio, si se atienden los precios del transporte, la vivienda, las comunicaciones o el ocio y la cultura.
Además de informar sobre el coste de la vida, la subyacente también permite valorar los resultados de la política financiera de un país y de la eficacia de las medidas que se toman para controlar la economía.
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