Ahorrar o endeudarse, ese es el dilema actual de los países y, cómo no, del consumidor. Encontrar el equilibrio entre ahorro y deuda es la receta de continuidad que aconsejan los expertos para optimizar la economía: general y personal. Podemos ilustrar este objetivo de equilibrio como el Yin y el Yang de la economía.
Yin y Yang es quizás el concepto más conocido y documentado del taoísmo. Este sistema filosófico y religión tuvo su origen en China hace unos 2.500 años en las ideas del filósofo Lao-Tse. Fue descrito por Confucio como “el dragón que cabalgaba los vientos y las nubes”. El texto principal del Taoísmo es el Tao te Ching o “Libro de la razón y la virtud”. Es uno de los libros más breves de todas las religiones, contiene apenas 5.000 palabras.
El Yin y el Yang constituyen dos mitades que al juntarse completan la totalidad. También son el punto de partida para todo cambio. Cuando algo es entero, por definición es inmutable y completo. Así que cuando dividimos ese algo en dos mitades (Yin y Yang), queda perturbado el equilibrio de la totalidad. Y no se restituye hasta que ambos elementos hayan entrado de nuevo en armonía.
Equilibrio económico
El equilibrio económico de un país, en cierto modo, también se sustenta en este antagonismo entre Yin y Yang, personalizados en ahorro y deuda, respectivamente. Una economía con exceso de ahorro, en la que los ciudadanos no consumen y las empresas no invierten, acabará padeciendo:
- Falta de crecimiento,
- Descenso de demanda,
- Tipos de interés a la baja
- Y caídas de precios que pueden conducir a la deflación.
Por el contrario, una nación cuyo crecimiento está basado en un endeudamiento desbocado, compromete su porvenir:
- Difiere sus problemas en el tiempo, por el pago en los próximos años de unos intereses que podrán exigir un aumento de las cargas financieras futuras.
- Supone una penalización hacia los gobiernos y generaciones subsiguientes, obligados a financiar a la generación actual.
- Y puede afectar de manera importante a las expectativas de solvencia de gobierno, empresas y ciudadanos.
En finanzas personales, ahorro y deuda también deben guardar un equilibrio
Como afirma mi apreciado compañero Justo Stoll, cuyas reflexiones dieron lugar a este artículo, vivir con un grado de endeudamiento muy elevado (Yang) puede ir en detrimento de nuestras finanzas. Algo que hemos explicado muchas veces en esta casa.
Por otro lado, vivir sin gastar ni disfrutar de los recursos justamente ganados con nuestro esfuerzo (Yin) acaba afectando negativamente tanto nuestro bienestar personal como la economía general. En definitiva, quedarnos en alguno de los dos extremos menoscaba nuestra salud física y financiera. Resulta necesario, por tanto, hallar aquel difícil punto de equilibrio entre ahorro y deuda en el que:
- Usamos el crédito bancario como una herramienta financiera controlada (las cuotas de devolución nunca deberían llegar al 40% de nuestros ingresos netos mensuales).
- Ajustamos nuestro presupuesto a la realidad, reduciendo costes innecesarios, pero sin eliminar totalmente aquellas cosas que nos proporcionan felicidad y motivación.
- Ahorramos lo necesario para el futuro (pongamos un 10% de nuestros ingresos como referencia).
- Nos responsabilizamos de nuestras finanzas y las controlamos adecuadamente.
Merece la pena perseguir el equilibrio entre ahorro y deuda para tener como objetivo a largo plazo una vida y unas finanzas Yin Yang. Parafraseando a Lao-Tse:
“¿Qué es más necesario la vida o la fama? ¿Qué es más valioso la vida o la riqueza? ¿Qué es más fácil de soportar una ganancia o una pérdida? Mucho acumulas, mucho perderás. Conoce la medida y evitarás los fracasos. Conoce los límites y no habrá riesgo. ¡Así pasarás la vida en tranquilidad, sin angustia! Quien conoce la medida no tendrá fracasos. Quien sabe detenerse a tiempo evitará la aflicción.”
A por ello, queridos lectores. Never surrender.
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