Si el objetivo es la sostenibilidad, tanto económica como medioambiental, hay que empezar por mirar en nuestra propia casa, pues los españoles tiramos a la basura 7,7 millones de toneladas de alimentos cada año, y es en los hogares donde más se desperdicia. Más de 1.300 millones de quilos de comida anual. Una cifra inmensa que traducida a euros resulta casi obscena, pues en un mundo tan polarizado entre la pobreza y el bienestar como es el nuestro, tiramos al vertedero nada menos que 3.000 millones de euros al año en comida.
Y los motivos de este enorme despilfarro son muchos y variados: fechas de caducidad demasiado cortas en el tiempo, envases o packs de comida demasiado grandes, excedentes en la producción o comprar más con los ojos que con la cabeza, adquiriendo más de lo que necesitamos en realidad.
Así, por una cosa u otra, todas ellas inexcusables y con responsabilidades diversas que van de la personal a la de las estrategias comerciales de las empresas o los sistemas de producción, los países malgastan toneladas de alimentos de manera impune, e incluso en acciones amparadas por la ley para equilibrar los mercados destruyendo excedentes. En la Unión Europea, los países que malgastan más cantidad de comida son Reino Unido con 14,4 millones de toneladas, Alemania con 10,3 millones, Holanda con 9,4 millones, Francia con 9 millones, Polonia con 8,9 millones e Italia con 8,8 millones. España se sitúa en séptimo lugar con 7,7 millones de toneladas, que equivale a 179 quilos de comida desperdiciada por español al año.
Lo más desechado
Como ya hemos dicho, es en los hogares donde más comida se desperdicia. En términos globales, entre un 30 % y un 50 % de los alimentos comestibles acaban desechados, y la mayoría de éstos, un 80%, se tiran a la basura en los hogares tal cual se han comprado. Solo el 20 % de los desperdicios es de productos ya procesados que han sobrado en la mesa.
Los alimentos que más se echan a perder son las frutas, verduras y pan fresco, que representan el 48,1 % del volumen total de lo que se tira. Una cifra que se eleva hasta los 25,5 millones de kilos de comida desperdiciados a la semana.
Según un desglose del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en las casas el desperdicio alimentario alcanza el 42 % del total; en la fase de fabricación el 39 %; en la restauración el 14 % y en la distribución el 5 %.
Efectos negativos
Ni que decir tiene que tal nivel de despilfarro tiene unas importantes consecuencias negativas, que moral y humanamente son inasumibles. En un planeta con casi 800 millones de personas desnutridas, se desecha anualmente un tercio de toda la comida que se produce a nivel mundial.
Pero además este desperdició de recursos está afectando también a la salud del planeta. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) quiere hacer especial hincapié en la huella ecológica que deja toda la producción alimenticia para luego ser desperdiciada. Se calcula que el desperdicio de alimentos es el culpable del 8 % del efecto invernadero y que hasta un 30 % de la superficie terrestre se utiliza para cultivos que terminan en la basura.
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