Los préstamos son una herramienta financiera en ocasiones muy interesante, y que nos permiten tener acceso a bienes y servicios a los que no podríamos acceder sin esta herramienta. Pero es importante recurrir a los préstamos con responsabilidad. Pueden ser necesarios, y una opción muy válida, pero conviene informarse bien y no pedirlos a la ligera, pues mal gestionado, el dinero prestado puede ser un problema importante que haga estragos en la economía familiar. Veamos algunos consejos para endeudarse con criterio y evitar sorpresas.
Hay que saber bien qué significa pedir dinero prestado: los créditos no son dinero gratis. Un préstamo supone poder disponer en la actualidad de un dinero que no tenemos, pero que tendremos que devolver generalmente con recargo. O como lo explica en su web pedagógica el Ministerio de Economía y Hacienda, un crédito no es en realidad dinero extra, sino que el dinero prestado simplemente permite gastar hoy los ingresos de mañana, lo que nos deja con menos dinero para cubrir los gastos futuros.
Otra idea muy extendida es que el crédito nos permite mejorar la capacidad adquisitiva sin coste. Es otro error muy común, cuando en realidad el crédito permite adquirir bienes que no podemos comprar en efectivo, pero que sí podemos pagar a medio plazo. Es decir, lo que disfrutamos hoy implica que habrá pagos desde el momento actual hasta un momento futuro. Generalmente, pagaremos más que lo que costaría en efectivo. Aunque hay aplazamientos de pago y productos que no suponen un recargo para el comprador.
Responsabilidad presente y futura
Pedir un préstamo no es una decisión que se deba tomar a la ligera, pues conlleva una gran responsabilidad. Si nos lo conceden es porque hemos demostrado a la entidad que podemos devolverlo, pero si finalmente no lo conseguimos, responderemos de la deuda con nuestro patrimonio presente y futuro.
Siempre es conveniente seguir con las obligaciones de pago comprometidas en el contrato del préstamo. No obstante, en caso de que surgiesen complicaciones que nos imposibilitasen hacer frente a los pagos, es conveniente contar con la posibilidad de renegociar deuda y condiciones, teniendo en cuenta que esto, muy probablemente, encarecerá la operación en términos generales, aunque eso nos permita asumirla en nuestra nueva realidad económica. En todo caso, no siempre es posible renegociar. Dependerá del caso y de los términos del contrato y las posibilidades económicas del cliente.
Por último, nunca es una buena idea pedir un préstamo para hacer frente a otro préstamo. Es el inicio de un callejón sin salida con mal pronóstico.
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