Podría parecer que hablamos de una conocida vaca chocolatera. Al menos el inaudito color del bovino así parece sugerirlo, pero es pura coincidencia. O tal vez no, si es que los responsables de marketing de la famosa marca de cacao leyeron La vaca púrpura de Seth Godin antes de lanzar su campaña diferenciadora. Y es que una vaca púrpura destaca, llama la atención, es diferente y sorprende, mientras que una marrón o en blanco y negro es solo otra vaca.
Esa es la teoría capital de Seth Godin, uno de los gurús del marketing mundial, quien asegura que las viejas fórmulas publicitarias ya no existen. Olviden Mad Men. Es prehistoria. Como también lo es cualquier campaña que intente integrarse en un mercado y ser más de lo mismo, aunque insistan en ser mejores. Lo importante es ser diferente. Hasta el punto, asegura el autor, de que debe priorizarse la diferenciación frente a la perfección si se quiere triunfar. Para gustar tienes que estar, y si nadie te mira no existes. De ahí la importancia de ser púrpura en un mundo de vacas marrones.
La práctica totalidad de los mercados comerciales están saturados de productos idénticos. De mayor o de menor calidad, pero miméticos. De manera que ya no se trata solo de ser mejor, sino de tener la oportunidad de demostrarlo, y para ello hay que llamar la atención. Hay que conseguir ser el foco. En La vaca púrpura, editada por Ediciones Gestión 2000 de Planeta, Seth Godin nos ofrece sus particulares visiones y opiniones sobre las funciones del marketing en el mundo del consumo actual, pero sobretodo comparte las que considera las diez formas fundamentales para hacer que nuestro producto se diferencie del resto de la competencia, y pueda de este modo transformar nuestro negocio y asumir el liderazgo a golpe de carisma y originalidad. Ser distinto no solo es bueno, es necesario; es el secreto del éxito.
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