El teletrabajo no es un invento nuevo, aunque parece ser que con la pandemia y los obligados cambios de hábitos laborales en muchos sectores, en este último año y medio se ha instalado para quedarse. Y de este modo se ha incrementado un estilo de vida que, si bien ya existía, nunca había contado con tantos adeptos. Se trata de los nómadas digitales, o personas que aprovechan la tecnología para vivir y trabajar desde cualquier parte del mundo. Algo así como el caso más extremo del teletrabajo.
Estos trabajadores tanto pueden ser asalariados de una empresa que les permite dicha modalidad laboral por las características de sus funciones profesionales, como autónomos que trabajan de forma remota y facturan sus servicios, siempre ofrecidos vía tecnológica y nunca presencial.
Las herramientas básicas de este tipo de trabajadores son sus ordenadores portátiles, tablets y smartphones, a través de los cuales internet les permite llegar a cualquier parte del mundo y contar siempre con las fuentes informativas y las necesidades tecnológicas mínimas para realizar sus tareas. No obstante, los nómadas digitales deben tener en cuenta dificultades y limitaciones frecuentes que pueden entorpecer o impedir su trabajo en función de su itinerancia geográfica, ya que no en todos lados hay una buena conexión a internet o cobertura para los móviles. Algo muy común y que a ellos puede imposibilitarles su trabajo.
Por estos motivos, pese a su absoluta libertad de movimientos, los nómadas digitales teletrabajan desde espacios de coworking, cafés, librerías o bibliotecas públicas y home offices que localizan en los lugares que transitan.
Motivaciones
En cuanto a las motivaciones más habituales para este tipo de trabajadores viajeros suelen estar la mejora de la calidad de vida, la opción de poder pasar más tiempo con la familia, la flexibilidad geográfica, vivir en climas más amables, disfrutar de viajes a largo plazo y ser dueño de su tiempo. Aunque por el contrario, a menudo comprueban que en su nuevo estilo de vida la separación entre el tiempo laboral y de ocio no siempre es clara. Sus obligaciones laborales le acompañan donde quiera que estén, y con frecuencia el día a día viene condicionado por las diferentes franjas horarias, por los cambios de idioma o las exigencias legales de solicitar visados de trabajo en según qué zonas del mundo en las que se quiera residir y trabajar.
Es decir, como todo en la vida, los nómadas digitales disfrutan de enormes ventajas para compaginar la profesión y un estilo de vida marcado por la libertad y el desapego geográfico, pero también deben afrontar inconvenientes que un trabajo convencional, que probablemente ellos consideren rutinario, no les provocaría.
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