¿Puede la naturaleza valorarse con dinero? ¿Cuánto vale un paisaje? ¿Y un parque natural? La respuesta a todas estas preguntas es sí, aunque no de un modo convencional, como se entiende en el sector comercial el precio asignado a un producto. Nos referimos al capital natural, que según definición de la Natural Capital Coalition, es el inventario de recursos naturales renovables y no renovables, tales como por ejemplo, plantas, animales, aire, agua, suelo, minerales, etc., la combinación de los cuales genera beneficios a las personas. Y son estos, ya sean réditos turísticos, agrícolas o artesanales, los valores que pueden traducirse en ganancias económicas.
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Además, según la misma organización, dichas reservas naturales suministran servicios como la regeneración del aire, el agua, la producción de alimentos, la polinización, la regulación del clima o el control de la erosión, entre otros, conocidos como servicios ecosistémicos, que resultan esenciales para el bienestar humano, y tienen por lo tanto un valor inestimable. Por ello, apelando a la sabiduría de las frases hechas, quien tiene una comunidad rodeada de naturaleza tiene un tesoro, pues el natural es una de las formas comúnmente reconocidas de capital, y no solo financiero, sino humano, social, manufacturado y relacional.
Las comunidades en las que más repercute la importancia del capital natural son aquellas que viven del turismo paisajístico, ya sea marítimo o de montaña, o las que dependen de alguna industria derivada de la riqueza natural de la zona. Por ello una de las reivindicaciones/quejas de quienes estudian el fenómeno financiero del capital natural, es que quienes miden el progreso de la actividad económica, y lo hacen mediante la evolución del Producto Interior Bruto (PIB), no tienen en cuenta el valor proporcionado por el capital natural para el crecimiento social y económico del país y su tejido empresarial. Algo que sí se tiene muy en cuenta, por ejemplo, en los estudios referentes al comercio justo y los análisis económicos destinados a tener en consideración los objetivos de un desarrollo sostenible.
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