Más ganas, más gastas: teoría del gasto creciente

No llegar a final de mes con nuestros ingresos es tristemente factor común en muchas de las economías domésticas del ciudadano español. Aspiramos a ganar más para poder cubrir nuestros gastos y no acumular deudas, o para vivir de forma algo más holgada. Pero parece ser que eso no es tan fácil. Que las finanzas personales no responden al dos más dos son cuatro, sino que existen parámetros adicionales de corte social que condicionan la ecuación. Es la llamada Teoría del gasto creciente, según la cual es muy habitual que los gastos aumenten de forma casi proporcional al incremento de los ingresos, con lo cual si cobras más, gastas más, y el ahorro sigue siendo el mismo.

Más ganas, más gastas, según la teoría del gasto creciente.

La teoría del gasto creciente apunta a la tendencia habitual de las personas a incrementar sus gastos cuando consigue mejorar su nivel de ingresos, lo cual neutraliza esa mejora desde el punto de vista del ahorro. Y es que en una sociedad muy condicionada por el consumo, cuando se consiguen más ingresos es común anteponer al ahorro la decisión de afrontar gastos que antes no podían asumirse.  

Cómo evitarlo

La calidad de vida suele ser el objetivo que lleva al consumidor a gastar más cuando gana más. Y tiene una base lógica e indiscutible, pero hay que intentar que eso no nos lleve de nuevo a la precariedad de no llegar a final de mes, aunque hallamos subido un peldaño en el confort o la satisfacción social. Y qué podemos hacer para evitarlo. Pues bien, lo más importante es el preahorro, que consiste en guardar una parte de tus ingresos antes de empezar a gastar. Si el sueldo aumenta, también puede ser la parte que ahorras, o al menos mantén esa cantidad.

Si no te ves capaz de tener a mano ese dinero ahorrado sin caer en la tentación, lo suyo es abrir una cuenta ahorro en una entidad bancaria, y hacer aportaciones periódicas y automáticas cada mes. Y por supuesto adminístrate con criterio, pues ganar más no significa carta blanca para el despilfarro. Organiza los gastos y lleva una contabilidad doméstica para controlar los gastos fijos, los necesarios y los prescindibles. A final de mes se nota.

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