Quien más quien menos tiene su dinero en el banco, y éste suele depositarse en cuentas de ahorro o en cuentas corrientes. Veamos cuáles son las diferencias y semejanzas de ambos productos bancarios.
El servicio financiero más básico que ofrecen los bancos y cajas es la cuenta bancaria a la vista, que puede ser corriente o de ahorro. La principal diferencia entre ambas es que en la cuenta corriente se puede disponer de los fondos mediante cheques y en la cuenta de ahorro se utiliza una libreta, aunque en ambos casos el titular puede retirar dinero identificándose en la caja de una oficina de su entidad o en los cajeros automáticos con una tarjeta de crédito o débito vinculada a dicha cuenta.
Las cuentas de ahorro o las corrientes son prácticamente idénticas en casi todo lo demás, ya sean ingresos, pagos, domiciliaciones de recibos, transferencias, retiro de dinero mediante cajeros automáticos, amortizaciones de los préstamos recibidos, aportaciones a los planes de pensiones, etc.
Ventajas y desventajas
La gran ventaja de este tipo de cuentas es que nos permite tener nuestro dinero siempre disponible y nos facilita la operativa financiera diaria.
En este sentido, hay que recordar que España es el país con más cajeros automáticos por habitante en el mundo, así que es difícil quedarnos sin efectivo. Eso sí, cuando utilicen un cajero, es importante tener en cuenta las comisiones que le pueden cobrar por operar con un cajero de otra entidad o perteneciente a otra red de cajeros, o por disponer de dinero a crédito en vez de con cargo a su cuenta corriente.
En cuanto a las desventajas, la principal es que los intereses son bajos e incluso pueden verse superados por las comisiones que nos cobra el banco por el mantenimiento y administración de la cuenta, las domiciliaciones de recibos, las transferencias, el uso de cajeros automáticos ajenos al banco, etc. Aunque hay entidades que, a cambio de domiciliar la nómina, no cobran comisiones o son más reducidas.
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