La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decidido introducir definitivamente en su Clasificación Internacional de Enfermedades el desgaste profesional, conocido popularmente como el síndrome del trabajador quemado o “burn-out” en inglés, que resulta del estrés crónico y el agotamiento en el lugar de trabajo.
Hasta el momento se consideraba un tipo de deterioro de la salud como consecuencia del cansancio o el sobreesfuerzo laboral, pero desde ahora está considerado una patología más incluida en el catálogo de la OMS. Un trastorno que se caracteriza por sensación de cansancio extremo o agotamiento físico y emocional; sentimientos negativos o cinismo con respecto al trabajo; y reducción de la eficacia profesional.
Otra de las características de Síndrome de burnout es que se trata de un desgaste profesional que no surge súbitamente, sino que por lo general se gesta en un periodo que varía entre 5 y 8 años de desgate continuo y estrés crónico en el contexto laboral. Además, suele afectar más a las personas muy comprometidas con su trabajo.
Se trata de un trastorno complejo y a menudo conflictivo psicológicamente, ya que el perfil responsable de los afectados complica el alivio, pues los síntomas «llegan a generar sentimientos de culpa que llevan a la persona a implicarse aún más en el trabajo, causando más agotamiento y perpetuando así un círculo vicioso que acentúa la dolencia.
El hecho de que el burnout pase a ser considerado como una enfermedad laboral, significa que los diagnosticados podrán pedir la baja laboral por este motivo, y no por las depresiones u otras consecuencias del síndrome a las que se veían abocados hasta ahora tras padecerlo durante un tiempo prolongado. Por ello su tratamiento será eficaz por cuanto más precoz.
Trastorno laboral
Se trata de una enfermedad exclusivamente laboral, y así lo quiere recalcar la OMS en el informe emitido tras la 72º Asamblea Mundial de la Salud. El contexto debe ser siempre ocupacional, ya que si el estrés o el agotamiento proceden de actividades no profesionales, no se corresponderán con el síndrome del trabajador quemado, aunque acabe afectando al rendimiento laboral de la persona afectada. Es decir, si alguien tiene problemas en casa, o sentimentales, y no rinde en la oficina, no consigue concentrarse o incluso se deprime, en ningún caso podrá considerarse que padezca el síndrome burnout.
La lista de la Organización Mundial de la Salud es una referencia de las tendencias y estadísticas sanitarias utilizada por los profesionales y las autoridades sanitarias de todos los países que, además, facilita intercambio de información, entre otras ventajas. La nueva clasificación entrará en vigor en 2022.
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