Los tiempos cambian, y con ellos evoluciona la economía y sus mecanismos. Así, los pagos en metálico son cada vez menos frecuentes y las tecnologías permiten transacciones contactless de todo tipo. Y otro de los fenómenos comerciales que más ha proliferado es la opción de financiar las compras, ya que muchos consumidores tienen problemas para realizar desembolsos importantes, y eso impediría muchas operaciones. Así, cada vez es más común que los propios comercios sean los que ofrecen financiación a sus clientes para facilitar los pagos fraccionados.
En muchas ocasiones, los comercios tienen acuerdos o convenios con entidades financieras, con las que pueden financiar sus propios productos y servicios. Es muy habitual en la venta de vehículos, en clínicas o para financiar estudios universitarios o doctorados, por ejemplo.
La financiación es una oportunidad muy válida e interesante, pero requiere atención antes de aceptar la operación, ya que la letra pequeña de las condiciones es la que marca las ventajas o desventajas de la misma. Así, antes de firmar una financiación, además de estar muy seguro de la adquisición que se pretende, es importante reflexionar sobre si se tienen suficientes ingresos para devolver la deuda, cuánto tiempo se tardará en pagarla y, en consecuencia, cuánto va a costar la compra en realidad.
Aunque la oferta y los trámites se formalizan en el propio comercio, la financiación te la concederá realmente la entidad financiera asociada, con la que firmarás un contrato de crédito al consumo, en el que la compra del bien o servicio se vincula a la concesión del crédito. Conviene informarse de cuál es la entidad, sus referencias y sus datos de contacto.
Como en cualquier otro préstamo, en estos casos y antes de su concesión, la entidad debe cumplir con las mismas obligaciones que si lo otorgara directamente: evaluar tu solvencia, explicar adecuadamente el tipo de operación y entregar la información precontractual y la INE (información normalizada europea).
Por otra parte, hay que recordar que el cliente sigue manteniendo el derecho a desistir hasta el último momento.
Financiar con tarjeta
Además de las financiaciones convencionales, otra de las modalidades es mediante las tarjetas de crédito que con frecuencia ofrecen los centros comerciales o las grandes superficies para pagar las compras.
En estos casos, es frecuente que en la propia línea de cajas o en la página web del establecimiento en el que compres te pregunten qué forma de pago eliges. Presta atención en este paso y en especial a la modalidad revolving, en la que los intereses suelen ser muy elevados, de forma que tardarás mucho en devolver la deuda.
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