El pasado mes de abril se inició la campaña de la renta 2022 y, como cada año, hay una serie de novedades que conviene tener en cuenta a la hora de cumplir con nuestras obligaciones fiscales. Y una de ellas tiene que ver con el auge de un nuevo y popular medio de pago, el Bizum, que tanto se utiliza para saldar cuentas entre amigos o familiares como para hacer pagos comerciales. Veamos cómo debemos tratar estas operaciones desde una perspectiva tributaria.
Desde el pasado día 11 de abril y hasta el 30 de junio podemos presentar la declaración de renta si hemos escogido hacerlo por internet, y en tal caso debemos tener clara una cosa: la regulación de los pagos a través de plataformas como Bizum tienen el mismo régimen que la de cualquier transferencia bancaria, y por lo tanto legalmente deben ser tratados igual, y por tanto los ingresos recibidos por este medio deberán ser declarados. De hecho, al ser una herramienta electrónica conectada a una entidad bancaria, los movimientos realizados a través de esta aplicación son muy fáciles de rastrear para la Agencia Tributaria.
En este sentido, Hacienda ha fijado en 10.000 euros el límite de dinero que puede moverse mediante envíos de Bizum sin tener que incluirlos en la declaración de la renta.
El Bizum se ha popularizado tanto, gracias a su sencillez e inmediatez, que ya no lo usan solo particulares o comercios, sino que incluso algunos organismos oficiales, como por ejemplo el Ayuntamiento de Barcelona, también lo incluyen como opción de pago en muchos servicios.
Aclarado el tema de la obligada declaración de los ingresos por Bizum a partir de cierto volumen, hay que tener en cuenta algo más, pues en el caso de que el receptor del Bizum sea un comercio o empresa -un autónomo-, el Bizum contabiliza como cualquier pago que se realice con tarjeta, por lo que hay que tener cuidado si se recibe en un cuenta personal, y tener muy detallados y diferenciados los pagos, por si Hacienda solicita los documentos de origen de los ingresos en una inspección.
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