Hacer la colada puede salir caro. De hecho, la lavadora es uno de los electrodomésticos que más energía gasta en una casa, y eso puede evitarse. Además de otros errores en su uso que nos pueden ahorrar dinero y disgustos. Veamos algunos consejos para el cuidado y buen uso de la lavadora.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), consciente del gasto que supone el mal uso de los electrodomésticos, que a menudo se usan en exceso y sin sacarles el máximo provecho posible, ha elaborado un decálogo para evitar los errores más frecuentes a la hora de lavar la ropa. Y el primero de ellos, el más habitual, es sobrecargar el tambor de la lavadora. Un error, ya que si la llenas demasiado, el lavado no será eficiente. Las prendas deben poder moverse libremente para que el proceso de concluya satisfactoriamente. Lo cual no ocurre si todo el contenido está apelotonado y el agua y el detergente no llegan con fluidez a toda la carga.
Para no tener que repetir lavados, hay que tratar las manchas importantes antes de meterlas en la lavadora. Si metemos en la lavadora una prenda con una mancha sin tratarla antes con un producto quitamanchas, es probable que cuando la saquemos la mancha siga ahí. Y si hay que repetir lavado, ya es un gasto extra.
La clasificación de la ropa también es importante, y muchas personas no lo hacen. Para empezar, si se mezcla blanco y color, los desteñidos son más que probables, y estropear la ropa sale caro. Es recomendable clasificar según la temperatura recomendada. Eso evita disgustos como prendas encogidas, y además con el agua fría se gasta menos. Eso sí, si la clasificación nos lleva a hacer varios lavados con la lavadora casi vacía, el gasto de agua también disparará la factura.
Los calcetines y la lencería pueden introducirse en el tambor dentro de una bolsa de malla. De este modo se evitará la pérdida de calcetines o los desperfectos de la lencería fina rozada por botones, cremalleras u otros.
Después de un tiempo, la comodidad nos empuja a cometer un error habitual como es el cálculo a ojo de detergente y suavizante. Una manera como cualquier otra de tirar el dinero por el desagüe. Si te pasas derrochas y puedes incluso dejar restos en ropa, y si no llegas, las prendas no estarán tan limpias como debieran.
La lejía es muy agresiva con los tejidos y con la propia lavadora. Hay que usarla solo cuando resulte imprescindible desinfectar la ropa. De lo contrario, si se abusa, nuestras prendas acabarán siendo ásperas como un viejo trapo y los mecanismos de la máquina pueden resentirse.
Temperatura y velocidad
En el tema de la temperatura, lo mejor es dejarse guiar por los fabricantes siguiendo las indicaciones de las etiquetas. El agua fría nos ayuda en el ahorro, pero según qué manchas solo se irán con agua caliente que permita al detergente actuar a pleno rendimiento. Y si hay que repetir, adiós al ahorro. En este sentido, la OCU apunta que, por lo general, todos los tejidos admiten una temperatura de 30 ºC, que es idónea para un buen lavado.
Un centrifugado pasado de revoluciones puede perjudicar los tejidos. La alta velocidad solo está recomendada para las prendas de algodón. El resto es mejor centrifugarlo a menos de 1.000 revoluciones por minuto.
Hay que sacar la ropa de la lavadora cuanto antes. Por ello conviene calcular cuándo aabará el programa, y si no estaremos en casa, retrasar la colada. De lo contrario, la ropa saldrá muy arrugada (deberemos plancharlo todo), y con un más que probable olor a húmedo, que frecuentemente eliminamos volviendo a lavar. Otro gasto extra.
El mantenimiento de la lavadora es básico, y eso incluye su lavado regular. Debe efectuarse una limpieza periódica de los filtros de desagüe, las gomas y los cajetines de detergente. De esta manera, rendirá al máximo sin resentirse y evitarás atascos y malos olores.
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