En España un menor no puede abrir una cuenta bancaria sin la supervisión de sus padres o representantes legales, pero eso no quiere decir que no puedan tenerla y gestionarla con idénticas prestaciones a las de un adulto. Veamos cómo abrir una cuenta a nuestros hijos y cómo funciona.
Abrir una cuenta de ahorro a un menor es una operación bancaria sencilla, pero que exige una serie de requisitos. En primer lugar, el interesado deberá tener DNI, un documento obligatorio a partir de los 14 años, pero que puede solicitarse cuando es necesario. Y a partir de ahí, la entidad bancaria solicitará al representante legal del menor que se acredite con el libro de familia y el DNI, tanto si es el padre como si es el tutor.
Y es que un menor de 18 años no puede disponer libremente de sus ahorros aunque la cuenta esté a su nombre. Para disponer de ella siempre deberá contar con la autorización del adulto acreditado en el banco.
Aprendizaje y ahorro
Las cuentas corrientes infantiles forman parte del proceso iniciático de una necesaria formación financiera, que conviene fomentar desde las más tempranas edades para habituar a los jóvenes en el uso del dinero, y que se familiaricen cuanto antes con el concepto del ahorro y los productos bancarios.
Suelen ser productos con características especiales, diferentes a otras cuentas bancarias, que faciliten su contratación. Por lo general, las entidades bancarias no cobran comisiones de apertura ni de mantenimiento. Aunque, y por contra, también suelen rendir unos intereses muy bajos. Además, a no ser la cuenta acabe ofreciendo algún tipo de rentabilidad, las cuentas para menores no tributan.
Este tipo de cuentas tuteladas permite a los padres llevar un control, sin que por ello se limite la autonomía del menor en la gestión de sus ahorros. Éstos podrán controlar su cuenta desde la app del banco, e incluso disponer de tarjeta, pero siempre bajo supervisión y autorización.
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