Hace ya décadas fueron las tarjetas de crédito y de débito las que pusieron en riesgo la subsistencia del dinero en metálico. Antes la amenazaron los talones y los pagarés. Ahora parece que el acoso continúa, y el dinero de bolsillo podría estar viviendo el tramo final de su existencia, pues con los sistemas de pago por el móvil cada vez será más innecesario e incómodo utilizar la moneda física para comprar.
El auge de esta nueva modalidad de pago no favorece solo la comodidad de pagar de forma rápida, ágil y eficaz, sino que también pueden llevarse a cabo pequeñas transacciones, que por lo general no se permitían o resultaban improcedentes con una tarjeta de crédito, las cuales solían utilizarse para cantidades considerables. Es una gran ventaja poder pagar el periódico del kiosco desde el móvil y con sólo acercar el móvil al dispositivo TPV.
Así funciona el sistema de pago por móvil, pero para ello hay que tener un teléfono con conexión NFC (siglas que responden a nombre en inglés: Near Field Comunication.- Algo así como comunicación de campo cercano-).
¿Cómo funciona el pago con el móvil?
El NFC es una tecnología inalámbrica de alta frecuencia que, como su propio nombre indica, tiene un radio de acción muy pequeño. Para usarla hay que estar a muy corta distancia. A pocos centímetros del dispositivo con el que se interactúa. Su funcionamiento consiste en la creación de un campo electromagnético en el que, mediante inducción, se genera un intercambio de información entre ambos aparatos. De este modo se consigue la transacción económica entre el móvil y el TPV de la entidad bancaria. Es la misma tecnología utilizada para conectar las tarjetas y los TPV sin necesidad de introducirlas ni teclear el PIN.
Si un móvil no tiene sistema NFC, puede solicitarse a un operador una tarjeta SIM NFC o bien se pueden utilizar las llamadas «pegatinas NFC», que son unos accesorios que se colocan en la parte trasera del equipo y permiten pagar con él.
Son ya muchas las entidades bancarias que han diseñado sus propias aplicaciones para permitir el pago a través de los móviles. Casi todas ellas han adoptado el nombre compuesto del banco y la palabra wallet (cartera en inglés). Estas apps permiten asociar nuestras tarjetas al dispositivo móvil y activar unas u otras para hacer el pago en cualquier momento.
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