El exceso de velocidad es una de las principales causas de accidente en carretera, y sin duda el motivo más frecuente por el que son multados los conductores. Por lo tanto, el control de la velocidad al volante supondría tanto un importante ahorro económico como una manera de evitar disgustos, muchas veces irreparables. El ISA es un sistema inteligente de control o alerta de velocidad que ayuda a los conductores a mantenerse dentro de los límites recomendados, y por lo cual una magnífica herramienta para conseguirlo.
Las nuevas tecnologías al servicio de la seguridad son una de las grandes apuestas de la UE, en cuya Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020, dirigida en España por la Dirección General de Tráfico, incluye entre sus objetivos disponer de vehículos más seguros mediante la promoción de tecnologías modernas. Para ello se han ido aprobando cada vez más equipaciones obligatorias de serie en los coches, y el sistema ISA podría ser otra de ellas en breve.
La mayoría de los coches de nuevo cuño cuentan ya con sistema de control de velocidad, que permite al conductor establecer una velocidad máxima a la que desea circular. La que él decida. En cambio, a diferencia de estos sistemas, el ISA ayuda al conductor a mantener la velocidad dentro de los límites recomendados. A través de un software que analiza las imágenes de una cámara y reconoce las señales de tráfico, y combinando tecnología GPS de información del tráfico en tiempo real, el ISA determina los límites de velocidad establecidos y los recomendados en cada momento, avisando al conductor mediante señal acústica y/o visual en el caso de que dicho límite sea sobrepasado. El sistema podría incluso actuar directamente sobre el vehículo, ajustando automáticamente su velocidad.
Menos accidentes
La instalación de este sistema en todos los vehículos evitaría muchos accidentes (las principales agencias y asociaciones de seguridad vial señalan que el sistema ISA podría reducir más de un 30% el número de siniestros con víctimas), pues la velocidad excesiva se produce frecuentemente de forma involuntaria, por cansancio, distracción o por no haber visualizado la señal de tráfico que indicaba un cambio en el límite de velocidad. Algo que no ocurriría con el control del ISA.
Por otro lado, y como ya hemos repetido en varias ocasiones en nuestro apartado de consejos medioambientales, moderar la velocidad supone también un ahorro económico y ecológico. Eso por no mencionar las multas que evitaremos tener que pagar.
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