Entre los muchos trucos y sistemas de ahorro que ponen a nuestra disposición la experiencia o las entidades financieras respectivamente, se halla el de las huchas virtuales. Una herramienta que ofrecen buena parte de los principales bancos, y que permite apartar de tu cuenta corriente ese dinero que necesitas para cumplir tu objetivo, ya sea este emprender un proyecto personal o, simplemente, disponer de un colchón para los imprevistos.
La clave del éxito en el uso ahorrativo de este sistema es la automatización de las aportaciones, que una vez configuradas según tus necesidades o tus propósitos, facilitan el ahorro por inercia y de forma mecánica.
Hay que tener muy claros nuestros objetivos. El porqué de la intención de ahorro. Cuánto necesitaremos y en cuánto tiempo queremos lograrlo. Y a partir de ahí, hay varios métodos para llevar a cabo el ahorro mediante la hucha virtual, que deberemos establecer con el banco, que será el que los ejecute.
Métodos
Así, se puede indicar que cada vez que se reciba un ingreso, ya sea de nómina o pensión, se transfiera a la hucha un porcentaje fijo. Otra opción es redondear el importe de cada compra que se haga con tarjeta desde nuestra cuenta corriente, y la diferencia se destina a la hucha.
Las transferencias automáticas preestablecidas es uno de los métodos más convencionales. Se programa un día, una semana o un mes, y una cantidad, y regularmente se ejecuta el traspaso a la hucha. Y por supuesto, también se contempla la posibilidad de hacer aportaciones puntuales a mano. Es decir, en función de nuestros objetivos y posibilidades, vamos haciendo ingresos en nuestra cuenta-hucha para incrementar el ahorro.
Obviamente, las huchas virtuales no tienen por qué ser el único método de ahorro. Son compatibles con estrategias a la antigua usanza, como el cerdito de toda la vida o el control de los gastos hormiga (pequeños gastos diarios y normalmente prescindibles), que acaban por pesar en nuestra economía en términos generales.
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