El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza se celebra el 17 de octubre y fue proclamado por la ONU en 1992, aunque la primera vez que se celebró fue en 1987 en París. Aquel día, más de 100.000 personas se reunieron en la Plaza del Trocadero para manifestarse a favor de los Derechos humanos y la libertad en honor a las víctimas de la pobreza, el hambre, la violencia y el miedo.
Desde entonces se celebra esta jornada reivindicativa, cuyo principal reto es alcanzar el primer Objetivo del Desarrollo Sostenible, que es nada menos que poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo. Algo que a estas alturas sigue siendo utópico. Y más si atendemos a los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, donde se apunta que una de cada diez personas de las regiones en desarrollo viven con menos de 1,90 dólares al día, que es la cantidad establecida internacionalmente como el umbral de la pobreza. Y muchos carecen de acceso a alimentos, agua potable y saneamiento adecuado.
El lema
Cada año se escoge un lema para la jornada y en esta edición de 2023 el tema escogido es: “Trabajo decente y protección social para la dignidad de las personas”. Un lema que es también una meta que hay que alcanzar, ya que sin un trabajo decente ni la protección y garantía de los derechos sociales básicos, es muy complicado salir adelante y mantener dignamente a una familia.
Con este lema se reivindica la importancia de salarios justos y condiciones seguras. Además, insta a los líderes a priorizar la dignidad humana en la toma de decisiones, promoviendo los derechos humanos y la justicia social sobre los beneficios empresariales. Y es que el objetivo final no es otro que erradicar la pobreza y promover una economía centrada en el bienestar humano y ambiental.
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