Robots, la mano de obra del futuro
Son muchos los sectores afectados por la robotización y la digitalización de los servicios con las consecuentes pérdidas de los puestos de trabajo, y esa es la tendencia para un futuro inmediato. Gasolineras de autoservicio, banca online, robots de cocina para realizar las funciones básicas del pinche, e incluso robots de atención al público. Una situación que ha llevado a los sindicatos y a muchas patronales, e incluso grandes empresas, a plantear medidas que pueden parecer extravagantes pero que podrían ser importantes soluciones socioeconómicas, como el hecho de proponer que los robots tengan que cotizar en la Seguridad Social. Algo que repercutiría en las arcas del Estado y ayudaría a garantizar las pensiones.
El pronóstico del Foro Económico Mundial lanzado a comienzos de 2016, conocido como el foro de Davos, señala que entre 2015 y 2020 desaparecerán 5,1 millones de puestos de trabajo. Unas cifras escalofriantes desde el punto de vista de la estabilidad laboral, y que responden a la masiva digitalización de los mercados y a los avances en materia de inteligencia artificial, que prescinde de la intervención humana.
Frente a esta perspectiva tan preocupante los responsables políticos han empezado a buscar soluciones y plantear iniciativas, y una de las conclusiones recogidas en el Pacto de Toledo era la posibilidad de que los robots puedan cotizar a la Seguridad Social y, de esta manera, realizar aportaciones al sistema de pensiones. Una propuesta que fue planteada por el sindicato UGT en sede parlamentaria. Una opción que en otros escenarios de alcance internacional planteó también el mismísimo Bill Gates, fundador de Microsoft.