Consejos para remontar la cuesta de enero

Pasadas las fiestas navideñas, los hogares reinician la rutina. ¿Volvemos a la normalidad? En el caso de muchos consumidores, no. El primer mes del año es un periodo difícil en los presupuestos familiares. No en vano, todos lo conocemos como la cuesta de enero.

Cuesta de enero

Para la mayoría de los consumidores, la Navidad, esas escasas dos semanas que van desde el 24 de diciembre al 7 de enero, son una época de gasto extraordinario. Sin duda merecido, pero que, si no se ha planificado con rigor, pasarán factura en las tres semanas que faltan para terminar el primer mes de 2016.
De todas formas, no desesperemos. La cuesta de enero, y muchas veces la consiguiente de febrero, se remontan. Lo importante es coronar con éxito estos días de gasto, en los que muchas veces los ingresos parece que no van a ser suficientes para atender las obligaciones.

Poner a punto las finanzas familiares

Lo primero, como en todas las situaciones difíciles es establecer un estado de las finanzas familiares. Seguro que la extra que se cobró en Navidad (en el caso de los trabajadores por cuenta ajena) ya no es más que un vago recuerdo. Por ello, es necesario apuntar y establecer en un estadillo, los recibos y gastos que vienen.

Primero, tenemos que apuntar los gastos fijos que atendemos mensualmente. Normalmente, son pagos que tenemos en la cabeza y, en la mayoría de los casos, hemos tenido la previsión (salvo situaciones extraordinarias) de preverlos en nuestros presupuestos familiares. Recibos como el teléfono, la luz, la hipoteca, el alquiler, a estas alturas ya deben estar atendidos. Incluso, los gastos que realizamos pagando con tarjeta de crédito, han sido ya descontados de nuestra cuenta corriente. Pero, ojo, no todos están ya liquidados.

Ahora lo importante es vigilar el saldo que nos ha quedado, y ver cómo distribuimos el remanente en los días que quedan hasta que cobremos la próxima nómina o recibamos los siguientes ingresos.

Es importante, porque la cuesta enero la acentúan, normalmente, muchos pagos trimestrales, que habitualmente no tenemos en la cabeza:

  • Recibos del colegio, si procede.
  • Pago el IVA, en el caso de los autónomos, el próximo día 20 de enero.
  • Seguros del hogar, del coche…

Son algunos de los “sustos” que debemos tener previstos para no incurrir en “números rojos”, que empeorarían nuestro presupuesto innecesariamente.

Además, enero es también un mes de oportunidades que, si podemos, debemos aprovechar. Las rebajas, por ejemplo, aunque cada vez empiezan antes, siguen siendo una oportunidad que no debe convertirse en una trampa en estos días en los que los descuentos y las ofertas nos bombardean a todas horas del día.

Saber de qué dinero disponemos para comprar artículos de primera necesidad a buen precio es crucial para sacarles partido a unas compras sin que tengamos que arrepentirnos más adelante por gastar sin previsión de lo que viene.

La cuesta de enero necesita honestidad consigo mismo

Lo que aconsejan todos expertos en consumo familiar es ser, consigo mismo, lo más honrados posible. En la mayoría de los casos, podremos, mal que bien remontar con éxito la cuesta de enero. Además, lo haremos de forma más llevadera si sabemos qué sacrificios tendremos que hacer en las próximas tres semanas. Seguir la estrategia del avestruz, mirar para otro lado, no nos va a ayudar en nada.

Lo primero es apuntar los gastos a realizar de aquí a final de mes. Además, es muy importante tener en cuenta la dimensión de los pagos que tendremos que realizar el primer día de febrero. Muchos de los regalos y compras que realizamos en los últimos días de diciembre (generalmente a partir del 21) con tarjeta de crédito tendremos que abonarlos el primer día hábil de febrero. A estos pagos, habrá que sumar los que realicemos utilizando este mismo método de pago hasta el día 21. De esta manera, tendremos una foto bastante fiable del “estrés” que soportarán nuestras economías familiares en las próximas semanas que quedan de enero.

Cuesta de enero y cuesta de febrero

En muchos casos, no habrá más remedio que volver a utilizar la tarjeta de crédito para atender las compras del día a día. Aplazar todos los gastos que podamos hasta el siguiente periodo de devolución puede significar la diferencia entre prolongar, o no, el “agobio” de la cuesta de enero en febrero. Tengamos en cuenta, que en la medida de lo posible, debemos huir de aplazar vencimientos de los recibos si no queremos incurrir en nuevos gastos innecesarios como el pago de intereses. En el caso de las tarjetas de crédito, los pagos aplazados generan intereses que suelen rondar el 20% de la cantidad aplazada. Lo mismo sucede con los descubiertos en la cuenta corriente. Por ello, es necesario:

  • gestionar bien los plazos de pago
  • buscar las financiaciones a corto plazo en las que los establecimientos no cargan intereses (normalmente si se pagan en tres meses).
  • postergar las compras de los artículos que puedan esperar a marzo.

Una buena planificación de los pagos nos permitirá entrar en el último mes del trimestre con las cuentas familiares en orden y conseguir que la cuesta de enero no se prolongue más de lo necesario. Tengamos en cuenta que:

  • este año es bisiesto, un día más a gestionar un nuestra agenda de presupuesto familiar,
  • la Semana Santa cae el 24 y el 25 de marzo.

Precisamente, un buen objetivo en la planificación del presupuesto familiar sería llegar a marzo con las deudas controladas. La adopción de estas buenas prácticas, con el objetivo de superar la cuesta de enero, será un ejercicio que nos dará más tranquilidad y una buena ocasión para aplicar estos criterios a nuestros presupuestos familiares durante todo el año.

De la experiencia se aprende. Apuntar y gestionar los pagos de estos días, nos permitirá (aunque que de lejos en el tiempo) recordar dentro de 12 meses los errores innecesarios cometidos y poner los medios para que la cuesta de enero de 2017 sea más liviana que la de 2016.

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