Con un cuarto de la población activa en situación de desempleo, la búsqueda de trabajo o la conservación de éste se ha convertido en la preocupación principal de los españoles. Muchos jóvenes y mayores de 45 años ya han abandonado toda esperanza de conseguir un contrato de empleo por cuenta ajena y se han lanzado a la aventura de emprender para conseguir un autoempleo con el que avanzar en su carrera profesional.
Lo cierto es que a la avalancha de pymes y pequeños comercios que se cierran todos los días por la recesión económica española, el único indicador esperanzador que se puede oponer es el creciente número de nuevas empresas y autónomos que se dan de alta. Es un hecho, el número de nuevos negocios está creciendo a medida que avanza la crisis. Sólo en el primer mes de este año se han registrado 7.880 nuevas pymes en España un 5% más que las creadas en enero de 2012, como en el mes de diciembre pasado.
Lo mismo sucede con los autónomos, tanto dependientes como emprendedores. Emprender parece que se está convirtiendo en la única alternativa de conseguir ingresos para un importante porcentaje de la población activa. Pero conviene reflexionar si esta ola de nuevos emprendedores, que está recorriendo el país, se debe más a una necesidad que a una explosión de la cultura empresarial.
En 2013 habrá nuevos empresarios gracias a las nuevas ayudas
Es de suponer que en los próximos meses las nuevas ayudas al emprendedor, en este caso al joven emprendedor, animarán aún más este movimiento empresarial al que nos estamos sumando, cada día más, españoles.
Sin embargo, parece juicioso interpretar que al menos una parte de los nuevos emprendedores que están saliendo al mercado lo están haciendo a la fuerza, porque no les queda más remedio. Según los cálculos de UPTA más de 100.000 nuevos autónomos han utilizado la fórmula de la capitalización de la prestación por desempleo en 2012. Uno se pregunta por la bondad de tanto proyecto empresarial que está saliendo a la calle, teniendo en cuenta que la situación económica actual de nuestro país no anima precisamente a invertir.
El proyecto no es solo el inicio del negocio es su continuidad
Esto sería una buena noticia porque significaría que los emprendedores han comprendido por fin que un negocio es un proyecto. O mejor: es el proyecto el que da continuidad al negocio. En realidad, todos deberíamos dirigir nuestra evolución profesional o nuestra actividad económica mediante un proyecto, una guía que abarque más allá del futuro próximo. Un proyecto es necesario:
- Para organizar nuestras ideas y diferenciar nuestro producto del de la competencia
- Para convencer a los socios más idóneos para unirse a nuestra empresa
- Para convencer a nuestro proveedor de que está contratando a los profesionales adecuados
- Y, por qué no, para inclinar la balanza a nuestro favor en una selección de personal
Será difícil que en el futuro, los pocos puestos de trabajo que se creen en estas nuevas empresas no busquen en sus trabajadores, en sus proveedores, no ya la implicación en el proyecto de la empresa, sino la aportación de proyectos personales que enriquezcan y complementen al que dirige los pasos en la propia compañía. La aptitud, la cualificación, los idiomas, la titulación se han convertido en una pura “comodity” en el mercado laboral. Los directores de recursos humanos quieren conocer lo que eres capaz de hacer con ellos.
Hoy en día todos los estudios, tesis y artículos sobre nuevas tendencias de contratación laboral y de nueva gestión ensalzan la gestión del talento. El conocimiento ya no basta… ¿Y cómo se puede plasmar mejor el talento que en un proyecto? La ventaja de tener un proyecto empresarial o profesional que vender a un empresario es que, en un momento dado, podemos ponerlo en práctica.
Antonio de Miguel
Periodista y blogger financiero
Puedes seguirlo en Twitter en @AntoniodeMiguel
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