Hay quien pensará que una deuda es un problema per se, pero no tiene porqué ser así. Podemos endeudarnos de forma controlada y bien planificada, y que ello suponga incluso un punto de partida para un proyecto económico solvente. Pero lo contrario también es una posibilidad. Veamos cuando se convierten nuestras dudas en problemas financieros.
La falta de control de nuestra economía es el principal de los escollos para una buena administración financiera. Debemos saber en todo momento cuánto dinero debemos. De lo contrario tenemos un problema.
También es una situación delicada si no conseguimos ahorrar ni el 10% de nuestros ingresos mensuales debido a los pagos de las deudas.
Otra manera de convertir en problemas nuestras deudas es si tenemos como costumbre pagar sólo la cuota mínima mensual de la tarjeta de crédito. Siempre que sea posible hay que quitarse deuda.
Préstamo sobre préstamo
Si pedimos un préstamo para pagar otro, lo más seguro es que acabemos acumulando deudas en vez de deshacernos de ellas. Hete ahí otro problema.
Los indicios suelen ser muy significativos. Si para obtener un crédito hemos tenido que pedir un aval a un pariente o amigo es que podemos tener problemas para devolver la deuda. De lo contrario el banco nos hubiera prestado el dinero sin avales, pues significaría que nuestra economía está saneada y el riesgo de la operación es mínimo.
Tener deudas y no contar con un fondo de emergencia para imprevistos es otra fuente de problemas, pues si no podemos afrontar un gasto inesperado y debemos tirar de lo que tenemos reservado para cubrir las cuotas, seremos penalizados y se incrementarán nuestros gastos. Definitivamente nuestra situación deudora será preocupante cuando empecemos a recibir sistemáticamente notificaciones del banco por atrasos en los pagos.
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