Aunque pueda parecer mentira, hacer dinero puede resultar deficitario. Y es que hay monedas con un valor tan bajo, que el material del que están hechas resulta más caro que la moneda en sí. Veamos algunos ejemplos y las consecuencias de esta circunstancia.
Las monedas españolas de un céntimo de euro, según datos del Ministerio de Economía, tienen un valor en curso menor de su coste de fabricación, 21% de IVA incluido. Y la de 2 céntimos más o menos tiene equiparados ambos valores. Y es que es muy complicado encontrar un material tan barato como para manipularse y grabarse por menos de un 1 céntimo. A parte de su poca utilidad una vez puesto en circulación, pero ese es otro debate.
En Estados Unidos tienen el mismo problema. Producir una moneda de un centavo estadounidense costaba 1,7 centavos y la de 5 centavos costaba 8. Solo empiezan a salir relativamente rentables a partir de la de 10 centavos, pues su coste es de 3,9, y la de 25, que salía por 9 centavos de dólar. De hecho, según un informe publicado por el periódico financiero The Wall Street Journal, los EUA se ahorrarían un total de 52,9 millones de dólares si eliminara la moneda de un centavo. Y seguramente no pasaría nada, cabe añadir. Lo mismo que con las monedas de euro más pequeñas.
Eliminar monedas pequeñas
Además no serían los primeros en hacerlo. Canadá, Australia, Paises Bajos y Finlandia ya lo hicieron en su momento debido a la ineficacia de su producción y su baja aceptación entre los ciudadanos. De hecho en Australia y Nueva Zelanda, que fueron las primeras en hacerlo en los años 90, también eliminaron la de cinco centavos en 2006.
En lo referente a España, existe un precedente, el de la moneda de 2 pesetas, que se retiró en poco tiempo por la escasa aceptación de los ciudadanos. Pocos son hoy los que las recuerdan.
La Comisión Europea ha solicitado su opinión a las casas de monedas y bancos centrales de los países miembros para valorar la posibilidad de llevar a cabo la misma operación y, algún día, dejar de producir monedas tan mínimas que cuestan más de lo que valen.
Dicha petición se basa en un cálculo escalofriante. Desde la introducción del euro en 2002 hasta 2013, la producción de monedas de 1 y 2 céntimos había costado 1.400 millones de euros, y la suma de todas ellas daban un valor en curso de 714 millones de euros. Mal negocio.
Leave a Reply