En 2002 se proclamó por parte de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que desde entonces se celebra en todo el mundo cada día 12 de junio. Una jornada ideada para clamar en contra y abogar por la erradicación de la lacra que supone el trabajo de los menores en muchos países del planeta, y que impide a los niños ser lo que son, niños, y hacer lo que deben hacer a su edad: crecer, estudiar y jugar.
Se calcula que en todo el mundo 168 millones de niños de entre 5 y 17 años están ocupados en la producción económica. La mayoría concentrados en África, donde 1 de cada 5 niños está en esta situación. Muchos de ellos no van a la escuela, no tienen tiempo para jugar y están mal alimentados. Y a menudo afrontan situaciones laborales peligrosas. Un auténtico drama que la Organización Mundial del Trabajo lucha por erradicar.
Los estándares laborales de edad mínima aceptados por el derecho internacional, y por cuya aplicación lleva luchando la OIT desde su fundación en 1919, deberían coincidir con la edad en que cesa la obligatoriedad de ir a la escuela.
Tipología de trabajos infantiles
Fuera de esos márgenes, el trabajo ilegal infantil se define en tres categorías: la considerada esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas o cualquier otra forma de trabajo forzoso de menores; la que obliga a niños a ejercer una labor sin la edad adecuada para la realización de la misma, e impide su educación y su pleno desarrollo infantil; y los trabajos peligrosos que ponen en riesgo el bienestar físico, mental o moral del niño, ya sea por la naturaleza de los mismos o por las condiciones laborales en que se llevan a cabo.
Según datos de la OIT, el pasado año 7 de cada 10 niños en situación de trabajo infantil son explotados en el sector de la agricultura, aunque conviene señalar que está situación injusta e ilegal de explotación se da en la práctica totalidad de los sectores de la actividad económica.
En 2015, los dirigentes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incluían un renovado compromiso para acabar con el trabajo infantil. En particular, se hace un llamamiento a la comunidad internacional para «adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de seres humanos, y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, para 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.
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