El FMI ha hecho buenas sus previsiones de 2012, cuando situó la salida de la crisis económica para España en el año 2018. Habrán pasado casi 10 años desde que la quiebra de Lehman Brothers desatase la crisis financiera mundial. Y cinco desde que inauguramos este blog en Domestica tu Economía. Entre tanto, la vida de los españoles ha cambiado mucho, demasiado, como advertimos en el post “¿Hasta cuándo durará la crisis?”.
En estos años de austeridad, los españoles hemos modificado nuestros hábitos de consumo, pasado calamidades y muchos han conocido los sin sabores del desempleo: propio, de los hijos… España no ha tenido que pedir el rescate, como sucedió con Grecia. No obstante, las medidas que ha tenido que aplicar en los ajustes han tenido consecuencias muy similares para nuestras finanzas personales. Han sido años de crisis económica en los que las familias españolas se han partido el lomo para:
- Reducir deudas.
- Apurar al máximo unos recursos menguantes.
- Encontrar nuevas formas de consumir para llegar a fin de mes.
Dejar atrás la crisis económica
Demasiados cambios en nuestras vidas para que las cosas vuelvan a ser iguales. Volvemos, según el FMI a niveles de crecimiento similares a los previos a la crisis económica.
Pero el panorama de la economía española es hoy muy diferente al que vivimos antes de 2008. Hemos recuperado en estos años el 80% de lo que perdimos con la crisis económica. A mediados de 2017 retornaremos a los mismos niveles de creación de riqueza, según el ministro De Guindos. Sin embargo, los vientos que han impulsado esta lenta recuperación no soplan en la misma dirección:
- Ahora exportamos más. Un 33% del PIB en lugar del 25% de 2008.
- Los créditos son más baratos. Los tipos del BCE han bajado de 3,75% al 0%.
- El euro ha caído a cambios mínimos con el dólar. De 1,59 dólares en 2008 a 1,07 dólares en la actualidad
- El desempleo ha bajado de 26,94% al 18,63%. Pero sigue siendo excesivo y la calidad de los contratos laborales creados en este periodo es menor. Demasiada temporalidad y pocas expectativas que empujan a nuestros jóvenes a buscar trabajo fuera de España.
- Los salarios son más bajos. A pesar de que el salario mínimo ha subido a 800 euros mensuales la masa salarial sólo ha recuperado la mitad de lo que se fue por el desagüe con la crisis económica.
- El inmobiliario ya no tira de la economía, a pesar de que el precio de la vivienda parece experimentar cierta vitalización. Esperemos no termine en una nueva burbuja.
- El petróleo ha permanecido en los últimos años de crisis en una letargia atípica. Aunque parece que los precios del barril repuntan, precisamente en plena ola de frío.
Los peligros que amenazan la recuperación
El escenario de la recuperación desvelará un paisaje muy diferente de la economía, comparado con el de los años previos a 2008. Todavía quedan incertidumbres que pueden amainar el viento de cola que ha guiado esta singladura de la salida de la crisis económica en España:
- La materialización del Brexit, aunque de momento parece asumible, puede poner toda la recuperación patas arriba.
- Las subidas de tipos en EEUU están a la vuelta de la esquina y añadirán presión para que el BCE abandone la política acomodaticia que ha permitido que bajen el Euribor, incluso a valores negativos, y las actualizaciones de las hipotecas a tipo variable.
- La inflación, que ha permitido a muchas familias españolas capear el temporal para llegar a fin de mes estos años de penuria, vuelve a repuntar, en parte por el alza del precio del petróleo.
- La vuelta a los proteccionismos que están latentes en Estados Unidos, tras la victoria de Donald Trump, y en Europa, con elecciones en Francia, Holanda y Alemania.
2018, una baliza para navegantes
Vivir en una economía de guerra seguirá siendo el pan de cada día dentro de unos meses. La vuelta al crecimiento del PIB (cinco años seguidos es un hito importante en macroeconomía) no hará que vuelvan los puestos de trabajo a la misma velocidad. Habrá mejores perspectivas y menos familias en paro, pero la salida estadística de la crisis económica no quiere decir que ésta volará de nuestra casa cuando abramos la ventana. 2018 es sólo una baliza de aviso a navegantes. Muchas buenas costumbres adoptadas en estos tiempos de ajuste permanecerán si de verdad se cumplen los siete años de vacas gordas.
Seremos consumidores más responsables que antes de 2008. Será difícil que vuelva la alegría al mercado del crédito hipotecario. Tendremos una educación financiera mayor que la existente antes de la crisis (aunque deberemos continuar progresando adecuadamente, más allá de las cláusulas suelo o la prima de riesgo). Habremos aprendido que el ahorro no es sólo una cualidad que debemos cultivar en tiempos de difíciles. Con estos mimbres podremos decir que el objetivo de salir de la crisis económica en 2018 se ha cumplido. Al menos en los cimientos en incumben a las finanzas personales.
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