«Desde MATELEC 2012 y la Semana de la Eficiencia Energética hemos querido poner con su nuevo enfoque, nuestro ‘granito de arena’ para fomentar un uso eficiente y racional de la energía, ahorrar en recursos agotables y contribuir al cuidado de nuestro Medio Ambiente.»
¿Explíquenos qué es Candela y cómo surge esta iniciativa?
Candela es el nuevo personaje de MATELEC, una figura inspirada en la Virgen de la Candelaria —patrona de los electricistas— y creada como asesora energética para transmitir los decálogos de consejos para un uso eficiente de la energía, aplicados al hogar y al sector terciario, ayudando así a convertirnos en “ciudadanos20”.
Como sabemos, la Unión Europea ha propuesto un paquete integrado de medidas que establece ambiciosos objetivos para 2020 con intención de llevar a Europa hacia el camino del futuro sostenible, con una economía que genere pocas emisiones de dióxido de carbono y consuma menos energía. Los compromisos de la UE para lograrlo incluyen la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 20%; el ahorro del 20% en el consumo de energía mediante una mayor eficiencia energética (además, en cada país el 10% de las necesidades del transporte deberán cubrirse mediante biocombustibles); así como elevar la cuota de participación de las energías renovables hasta el 20%. De ahí la figura del “ciudadano 20”
¿Qué consejos podría darnos para conseguir ser un “ciudadano20”?
El decálogo de consejos a la ciudadanía incluye recomendaciones como:
- La implantación de dispositivos para la automatización y control de la iluminación y climatización en el hogar.
- La sustitución de las bombillas incandescentes tradicionales por fluorescentes de bajo consumo y/o LEDs.
- Evitar las luces encendidas innecesariamente.
- La instalación de sensores y detectores de presencia en las zonas comunes de los edificios residenciales.
- La óptima disposición de emisores de calor en las viviendas y ajuste de los termostatos para una climatización responsable (20 – 25 °C).
- El aislamiento de persianas, ventanas y cerramientos, manteniendo tiempos de ventilación ajustados.
- El uso de electrodomésticos de alta clasificación energética y la maximización del aprovechamiento de sus capacidades.
- Evitar la conexión simultánea de elementos que precisan una gran acometida eléctrica para no sobrepasar la tarifa contratada.
- La desconexión de ordenadores y aparatos eléctricos (no permaneciendo en ‘stand-by’).
- La incorporación de sistemas y soluciones domóticas basados en protocolos abiertos.
En este sentido, ¿cómo podrían los usuarios aportar sus propias recomendaciones al resto de la ciudadanía sobre las buenas prácticas en el ahorro energético?
Hay que crear marcos y foros apropiados a tal objeto. En muchos casos, la mejor divulgación es la que se transmite entre las personas, y hoy existen vías adicionales (como Internet y las redes sociales) que se suman a los medios de comunicación habituales para difundir las ventajas de un comportamiento responsable desde el punto de vista energético.
La demanda de energía en el entorno del hogar se ha duplicado en los últimos años, pero hay que hacer saber al conjunto de la población que se puede conseguir el mismo grado de comodidad consumiendo menos energía. La eficiencia energética en la vivienda se entiende como la rentabilización de los consumos derivados de la edificación y el equipamiento de los hogares, incluidos los sistemas de calefacción, refrigeración, iluminación y aparatos electrodomésticos.
No debemos olvidar que la Ley General para la Defensa de los Consumidores tiene entre sus objetivos promover la libertad y racionalidad en el consumo, y adecuar las pautas de consumo a un uso racional de los recursos naturales.
Desde el punto de vista profesional, ¿de qué manera pueden participar las empresas en esta iniciativa?
Como consumidoras de energía, las empresas también han de adoptar medidas. La primera y más importante es la monitorización de los consumos en sus instalaciones, para poder medirlos, analizarlos y adoptar las medidas oportunas de cara a conseguir un uso más eficiente de la energía.
Hay que añadir otras como la instalación de sistemas de control, sensores y luminarias con tecnología eficiente; el ajuste de la iluminación de los espacios laborales en base a la luz natural; el establecimiento de mecanismos y procedimientos para garantizar el mantenimiento de las instalaciones; evitar mantener los equipos encendidos mientras no se usan; la instalación deelementos como detectores de presencia, variadores de velocidad, limitadores de tensión, protección de equipos eléctricos contra las sobretensiones; la implementación de sistemas que contribuyan a la generación de energía para conseguir un ‘balance energético 0’, etc.
Algunos empresarios ya han cuantificado las ventajas económicas que representa una política acertada de ahorro energético yafirman que una reducción energética del 20% en su negocio puede llegar a suponer los mismos beneficios económicos que un incremento en sus ventas del 5%.
¿Es consciente la ciudadanía de las drásticas consecuencias que pueden derivar de un irracional consumo energético?
No, o al menos no en el grado que sería deseable.Si bien se han puesto en marcha iniciativas para ello (algunas de ellas comenzando incluso en la primera etapa del aprendizaje escolar), en España acusamos un considerable retraso en cultura medioambiental respecto de los países más desarrollados de nuestro entorno, que llevará algún tiempo corregir y equilibrar.
Probablemente debido a su precio históricamente reducido en nuestro país, el consumidor de electricidad es a menudo poco consciente de los problemas y el coste económico y social que entraña una utilización irracional de los recursos energéticos. Del mismo modo que los elevados precios de los combustibles para automoción, junto a una difícil coyuntura económica, han favorecido el impulso al vehículo eléctrico e híbrido, hay que hacer llegar ese mensaje a los ciudadanos con idéntica determinación, también en lo que afecta a otros ámbitos de actuación, para que éstos comiencen a adoptar hábitos de consumo más racionales de forma generalizada.
¿Piensa que aún es posible frenar el cambio climático y apostar entre todos por un futuro más sostenible?
No es que sea posible, es que es absolutamente necesario. No se trata de una opción, sino de una respuesta obligada ante condicionantes como nuestra muy elevada dependencia de los combustibles fósiles importados, que implican una factura energética insostenible para España, o el deterioro de un entorno que estamos obligados a preservar.
Pero como todos sabemos el calentamiento del planeta es un problema a escala global, y resulta difícil que países y áreas geográficas con economías emergentes puedan aceptar las premisas establecidas a escala mundial y en las que ven un freno a sus aspiraciones.
En todo caso, nuestro deber es tratar de hacerlo por todos los medios,así como perseverar en las propuestas y la adopción de medidas y actuaciones que favorezcan un desarrollo sostenible.