Es imposible recoger todos los pensamientos geniales que las finanzas y los negocios, la economía en general y el dinero en particular, han inspirado a algunas de las mentes más brillantes de la historia de la humanidad. La recopilación tiende a infinito. Pero solo el hecho de intentar hacer una selección de los más profundos, más ocurrentes o más incisivos, es un placer que no queremos dejar de compartir con ustedes. Vean sino esta pequeña muestra.
John M. Keynes fue un economista británico, considerado como uno de los más influyentes del siglo XX, y dijo una verdad como un templo que, de tan evidente, parece una brillante perogrullada que podemos adecuar a nuestros tiempos sin temor a equivocarnos: “Si yo te debo una libra, tengo un problema; pero si te debo un millón, el problema es tuyo”.
De Henry Ford hablamos ya en nuestra anterior entrega de esta serie de frases económicas para la historia, pero es que podríamos seguir hablando de él sin descanso durante días. No en vano fue una de las mentes empresariales más lúcidas de su época, y se convirtió en referente tanto del sector automovilístico como del tejido industrial en general. Es difícil resumir todas sus enseñanzas, todas sus ideas, pero hemos escogido algunas de las más conocidas:
«Tanto si piensas que puedes como si piensas que no, tienes razón».
«El único error real es aquel del que no aprendemos nada».
«La visión sin la ejecución, solo es una alucinación».
«Calidad significa hacer lo correcto cuando nadie está mirando».
«El éxito es hacer más por el mundo de lo que el mundo hace por ti».
«Un negocio que no produce nada salvo dinero, es un mal negocio».
«No puedes construir tu reputación hablando sobre lo que vas a hacer».
Tampoco le faltaba razón, aunque tal vez le sobrase ironía, al millonario Kirk Kerkorian cuando dijo: “Si los economistas en verdad fueran buenos para los negocios, serían hombres ricos, no los asesores de los hombres ricos.”
Pero también hay quien cuestiona a los millonarios. Nada menos que el premio Nobel de Literatura George Bernard Shaw, quien decía: “Cuando alguien te dice que se enriqueció a través del trabajo duro, pregúntale por el de quién.”
Y para acabar con la serie por hoy, un par de perlas presidenciales. Una demócrata y otra republicana, para equilibrar la balanza ideológica. John Kennedy explicaba que “La Bolsa es un juego que consiste en ir pasando de unos a otros una cerilla encendida, hasta que llega a uno que se quema los dedos”. Y no con menos sorna, Ronald Reagan, consideraba que “El contribuyente es una persona que trabaja para el Gobierno, pero sin haber hecho las oposiciones a funcionario”.
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