Se han usado como reclamo para conocer lugares agrestes de una forma diferente. Y es que el buggie es un vehículo diseñado para moverse por los terrenos más difíciles, que permiten combinar habilidad, aventura, paisajes y “un subidón” de adrenalina.
El buggie se ha puesto de moda en los últimos años en España. Cada vez son más las personas que se suman a este deporte aventura, que se puede practicar en plena naturaleza o en circuito cerrado. A su alrededor han surgido empresas que organizan rutas o alquilan este tipo de vehículos, que permiten una conducción diferente, más aventurera.
¿Qué tiene el buggie para que las ventas en nuestro país se hayan multiplicado? La mayoría de los vehículos que nos encontramos son de importación, no obstante existe una gran variedad de modelos a precios muy dispares en función de su cilindrada, aunque también hay un interesante mercado de segunda ocasión. Pero ¿cuáles son las claves de su éxito?
- China. El gigante asiático fabrica vehículos a un precio más bajo que sus competidores y los hace asequibles a los compradores.
- Nuevas marcas en Europa. Están empezando a surgir empresas que apuestan por su fabricación en el viejo continente ante la demanda existente.
- Emociones fuertes. Las sensaciones que produce su conducción son fundamentalmente la razón del éxito de los buggies, un vehículo que hace sentir al conductor la misma emoción que un piloto de carreras.
¿Qué es el buggie?
Los buggies son vehículos diseñados para moverse por terrenos fuera de lo habitual (campos, playas, dunas, caminos de montaña, pistas de arena…) que cuentan con un chasis muy ligero y una buena suspensión. El motor está en la parte trasera, la carrocería no tiene techo rígido y disponen de ruedas grandes, tracción posterior, que permite una conducción especial y grandes derrapes.
Los orígenes de los buggies se remontan a los años 50 en Estados Unidos, concretamente en California. Empezó como una manera de pasar el tiempo modificando un coche para ser luego conducido por las playas de la costa del Pacífico. En los 70 surgieron los primeros clubes que organizaban pruebas de competición.
A Europa llegaron en 1975 con modelos construidos sobre la base de un motor Volkswagen Beattle y carrocería de fibra de vidrio. En la actualidad, existe diversidad de modelos fabricados en serie o realizados de forma artesanal.
Deporte y aventura
La combinación de deporte y aventura explica el fenómeno del buggie en todo el mundo. La posibilidad de recorrer caminos rurales, playas o terrenos montañosos, estar más en contacto con la naturaleza y conocer de primera mano parajes poco accesibles de otra manera (ríos, terrenos de barrizales, montículos), son también motivos que han llevado a muchos a aficionarse a su práctica.
Su éxito ha propiciado la aparición de numerosas empresas que ofertan recorridos por diferentes zonas del país a unos precios bastante asequibles: varían en función de la edad del conductor (niños o adultos), tiempo, del recorrido y si van acompañadas de actividades extras (cursillo, comidas, alojamiento, etc). Su práctica está muy relacionada con celebraciones de cumpleaños, eventos de empresa para relacionarse entre sus compañeros, despedidas de soltero, regalos originales…
Circuito cerrado
También hay circuitos cerrados en los que se puede disfrutar al máximo de una conducción extrema a bordo de un buggie, como los de Terrassa-Sabadell o el Off Road Masia Pelarda en Teruel, por ejemplo. Además, a lo largo y ancho de la geografía española se celebran pruebas de competición donde los participantes se ponen a prueba ellos mismos y sus buggies.
Precios
Si queremos comprar un buggie, lo mejor es acudir a empresas que venden este tipo de vehículos para pedirles asesoramiento, primero, sobre qué vehículo se puede adaptar mejor a nuestras necesidades (si el buggie es para un adulto, si es para un niño, si nos conviene adquirir un vehículo nuevo o de segunda mano, etc.) y, en segundo lugar, según las características del vehículo (año, equipamiento, cilindrada, potencia, si incluye el montaje, el transporte, etc.) nos darán un importe.
En este caso es conveniente realizar una comparativa de precios de buggies de similares características que nos ofrecen varias empresas y, ya con todos los datos en la mano, decantarnos con la mejor oferta.
A modo de ejemplos, un buggie infantil (para niños de cinco a nueve años) seminuevo, gasolina, de90 centímetros cúbicos (cc) y 8 caballos cuesta unos 900-1.000 euros. Y si queremos emular a Carlos Sainz, podemos adquirir un modelo igual al que utilizó en el Dakar 2013 por el “módico” precio de 1.200.000 euros.
Para vivir la emoción de conducir un buggie también podemos acudir a una empresa de ocio para alquilar este vehículo durante un tiempo determinado. Así, en el circuito de Terrassa-Sabadell podemos ponernos a los mandos de un buggie de 150 cc. durante 6 minutos por 9 euros (de lunes a domingo). En el circuito de Teruel alquilar un buggie grande durante un cuarto de hora nos cuesta 40 euros y 65 euros una hora. Por lo general, se pueden realizar rutas y excursiones en este tipo de vehículos en diferentes puntos de España a partir de 60 euros.
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