En clave de humor cínico y a menudo amargo, Ballers incursiona en un terreno complejo y conflictivo, el de las finanzas de las estrellas del deporte, siempre entre los extremos de la abundancia y el derroche. Y lo hace apelando a la experiencia en primera persona, pues se centra en las figuras del futbol americano, y está interpretada por Dwayne “The Rock” Johnson, hoy actor de éxito, pero hace pocos años deportista de élite en los cuadriláteros de la lucha americana, por lo que sabe de lo que habla… o de lo que interpreta.
No hace falta saber nada de este deporte ni ser un entendido en cuestiones fiscales para poder seguir y disfrutar esta serie de la HBO, pues de alguna manera pretende, de un modo algo obvio y socarrón, ser una hipérbole glamurosa y casi obscena de lo que podemos vivir o padecer en cualquier otro estamento social. Es decir, problemas de liquidez, de crédito o de solvencia, la necesidad de asesores fiscales para afrontar las obligaciones, y de otros laborales para negociar contratos. Pero también aborda problemas más mundanos como la pillería, los gorrones, el despilfarro, la búsqueda de empleo, el ahorro o los apuros de estar sin blanca. En capítulos cortos, concisos y ágiles, Ballers utiliza el sarcasmo tanto como el humor fácil y chistoso, y se apoya en los estereotipos de la fauna que habita la historia para construir los argumentos, no muy desarrollados, y siempre motivados por las necesidades o anhelos económicos de sus protagonistas, a menudo salpicados de caprichos sexuales o crisis emocionales.
Peter Berg, director de éxitos como Hancock, Battleship o Día de patriotas, ha sido el principal responsable del este proyecto televisivo, que tiene en Dwayne “The rock” Johnson su principal reclamo, aunque se trate de un reparto coral. Entre sus productores se cuenta Mark Whalberg, amigo y colaborador de ambos.
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