Dicen que el cine es el arte que imita la vida. Y no les falta razón a quienes lo afirman. Con más o menos ficción, creíble o no, la esencia del séptimo arte fue concebida hace poco más de un siglo a imagen y semejanza de la realidad. ¿Cómo iban entonces las películas a mantenerse ajenas a la economía y las vicisitudes sociales que ésta genera, y que marcan inexorablemente la cotidianeidad de todo ciudadano y, por ende, de todo espectador? El reciente palmarés de la 69 edición del Festival de cine de Cannes, tal vez el más glamuroso y representativo del mundo, es un caso paradigmático de ello. Los títulos premiados pueden analizarse en clave socioeconómica.
La palma de oro, máximo galardón del certamen, ha recaído en el francotirador socioeconómico por excelencia del cine británico, Ken Loach, que consigue este premio por segunda vez tras llevárselo en 2006 con la demoledora El viento que agita la cebada, ambientada en la guerra civil irlandesa. Antes, además, había conseguido el premio especial del jurado en tres ocasiones con rotundos y comprometidos films de denuncia social: Agenda oculta (terrorismo), Lloviendo piedras (paro) y Tierra y libertad (guerra civil española). Ahora ha sido nuevamente laureado por «Yo, Daniel Blake», un hombre que, a sus 59 años, y a causa de unos problemas cardiacos, se ve obligado a acudir a los servicios sociales. Sin embargo, a pesar de que el médico le ha prohibido trabajar, la administración le obliga a buscar un empleo si no desea recibir una sanción.
En lo referente al mejor guión, el premio ha recaído sobre un film iraní, The salesman (El cliente o Forushande, en su idioma original). Una dramática historia de gran calado emocional y trasfondo crítico, escrita y dirigida por el prestigioso Asghar Farhadi, que aborda el tema de la vivienda y los desahucios forzosos en Teherán. Y en lo que respecta a la dirección, según criterio del jurado internacional, el mejor trabajo ha sido el del francés Olivier Assayas tras las cámaras de Personal Shopper, integrando así en una inquietante ficción un nuevo oficio, emergente en la actualidad del mercado laboral, que hace pocos días se explicaba en este mismo portal.
Y para finalizar con este repaso al palmarés de Cannes, el premio especial del jurado 2016 le ha sido otorgado al film American Honey de Andrea Arnold que, si bien es una drama generacional existencialista, se centra en los miembros de un equipo de ventas de subscripciones de revistas y las relaciones que, tanto dentro como fuera de su entorno laboral, se establecen entre ellos.
Fuera de concurso se proyectó también la mediática Money Monster, dirigida por Jodie Foster y protagonizada por George Clooney y Julia Roberts. Un thriller ambientado en el mundo de las finanzas de Wall Street y de los medios de comunicación. Pero de este film tendremos tiempo de hablar más adelante.
Leave a Reply