No son todas las que están, pero todas las que están sí son algunas de las siglas más frecuentes de nuestro vocabulario económico. Las más utilizadas en los medios para hablar de las finanzas, ya sean domésticas o internacionales. Y aunque todas ellas nos suenen familiares, no siempre sabemos cuál es el significado que esconden dichos términos. Conozcamos algunos de los más comunes.
En esta tercera y definitiva entrega de las principales siglas de nuestra economía cotidiana, abordamos aquellas que de algún modo sirven para identificarnos, tanto como ciudadanos como fiscalmente. Nos referimos al DNI (Documento Nacional de Identidad), que no necesita presentación, al NIF (Número de Identificación Fiscal), NIE (Número de identificación del extranjero con permiso de residencia) y el CIF (Código de Identificación Fiscal, para sociedades y empresas).
La evolución del coste de la vida es otro tema que nos interesa, lógicamente, y su indicador es el llamado IPC (Índice de Precios al Consumo), que suele ser el aumento porcentual que se aplica a los precios de los productos que compramos de una temporada a otra.
El PIB (Producto Interior Bruto), por su parte, es también un indicador económico, pero que en esta ocasión establece la riqueza de los países. De hecho, hay quien lo considera de forma simplificadora, y tal vez simplista, como la contabilidad de los países.
Y para finalizar hablemos de empresas, pues es muy habitual oír hablar de PyMES, que es una manera de abreviar cuando se refieren a las Pequeñas y Medianas Empresas. Y tampoco es raro el uso del término UTE (Unión Temporal de Empresas), que es un sistema empresarial por el cual dos empresas constructoras se unen para realizar una obra, y se constituyen como una única empresa temporalmente mientras dure la obra. Y por último las ETT (Empresas de Trabajo Temporal), que proliferaron sobremanera en los años más duros de la crisis como gestoras y dispensadoras de trabajos puntuales a ciudadanos desempleados.
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