Consumo sostenible: 15 trucos para ahorrar siendo eficiente
El ahorro tiene diversas vertientes, y muchas de ellas, aunque diferentes, acaban confluyendo y beneficiando tanto a nuestro bolsillo como al planeta. El consumo sostenible es una manera de ahorrar recursos naturales y gastar menos dinero. Una opción respetuosa con el medio ambiente y efectiva como sistema de ahorro. Muy recomendable tanto individual como colectivamente. Así que vamos a fomentar esa conducta compartiendo una quincena de trucos para ahorrar siendo eficientes.
Consumo sostenible en casa
Una buena manera de iniciar y consolidar un hábito de consumo sostenible es empezar por casa. Tenemos unas rutinas de consumo que a poco que se revisen seguro que son mejorables, y en el hogar el ahorro se refleja directamente en las facturas. Además de reducir el impacto medioambiental de nuestro consumo habitual.
Se puede, por ejemplo, reducir el gasto de los electrodomésticos, que es uno de los más cuantiosos en una casa. Solo hay que mirar su etiqueta energética buscando las indicaciones ecológicas, y escoger aquellos con las características más sostenibles. Es la mejor manera de ahorrar sin prescindir de ellos.
Respecto al consumo eléctrico en general, el truco está en pasarse a la tarifa nocturna, la más barata, y modificar nuestros hábitos domésticos para adecuarlos a ella. Esto puede significar un ahorro de hasta el 40% en algunos casos. Y además es muy recomendable optar por la iluminación LED, que consume menos electricidad y tiene una vida útil más larga que las bombillas tradicionales.
Ahorrar en el vehículo
Ni que decir tiene que los vehículos eléctricos son el futuro del consumo sostenible, y la manera más rotunda de reducir el uso de combustibles fósiles y la consecuente contaminación.
Pero si su vehículo aún es de gasolina, también hay trucos para que gaste menos. Tener el vehículo en buen estado sería una manera de resumir una serie de consejos para reducir el consumo tales como llevar neumáticos con la presión correcta y el filtro del aire en buen estado.
Otro truco es bajar las ventanillas para refrescarse si conduces a menos de 90 km/h. En cambio, si la velocidad es superior, sale más a cuenta poner el aire acondicionado. La resistencia del aire conduciendo rápido con las ventanas abiertas hace que el coche consuma mucho más combustible.
Ahora, en materia de consumo sostenible las mejores opciones son el uso del transporte público, compartir coche o utilizar la bicicleta. Estas alternativas no solo disminuyen la emisión de gases contaminantes, sino que suponen un beneficio económico significativo para el usuario.
Consumo sostenible laboral
Este apartado de consumo sostenible tiene sentido si somos autónomos y trabajamos para nosotros, ya sea en casa o en una oficina. Aunque lo suyo es ser solidario con el medioambiente y las finanzas ajenas y fomentar también el ahorro energético aunque la oficina, o nuestro lugar de trabajo, pertenezca a la empresa que nos contrata.
Así las cosas, pensemos que el material informático y electrónico en general es abundante en una oficina, y a menudo es uno de los principales gastos en electricidad. Casi más que la iluminación. Pues bien, es habitual dejar la mayoría de los aparatos en “stand by” cuando se acaba la jornada, y estos, aunque en espera o descanso, siguen consumiendo sin necesidad alguna. Para que no supongan ningún gasto hay que apagar totalmente los sistemas electrónicos. Igual que la luz. Y si están enchufados a regletas, éstas también deben apagarse. El consumo fantasma, el del sistema “stand by”, supone un gran gasto.
El papel es otro elemento a tener en cuenta para fomentar el consumo sostenible. Hay que imprimir lo mínimo. No hacerlo si no es necesario y puede leerse en pantalla. Y reciclar papel usando ambas caras si solo es texto de consulta. Además, mejor evitar impresiones si basta la difusión telemática.
Alimentación sostenible
El gasto en comida es uno de los mayores en nuestro día a día económico. Y el consumo sostenible en materia alimentaria puede suponer un ahorro importante.
En la alimentación, comprar productos locales y de temporada apoya a la economía local y reduce la huella de carbono, al disminuir el transporte de larga distancia.
Además, conviene establecer estrategias para minimizar el desperdicio de alimentos. Por ejemplo, planificar comidas y almacenar adecuadamente los alimentos, de modo que se aprovechan al máximo las compras y se reduce el gasto innecesario en alimentos que terminan desechándose.
Conclusión
El consumo sostenible y el ahorro están relacionados. La sostenibilidad en nuestros hábitos de consumo cotidiano no solo protege el medio ambiente, sino que permite ahorrar reduciendo gastos en las facturas energéticas, en la compra proporcionada de alimentos o en otras conductas de corte ecológico. Comentamos algunos trucos útiles para ahorrar y respetar a la vez el medioambiente.
