La economía en el cine… «Tenemos que hablar»
El guion urde un enredo bastante tontorrón e inconsistente. Vodevilesco a ratos, atropellado casi siempre. Con humor chistoso en boca de cómico, y situaciones muy forzadas y nada ingeniosas, que nunca sorprenden, aunque tampoco sería justo decir que aburren, porque todo fluye con ligereza y levedad hacía la nada. Como los chistes malos, que aunque hagan reír siguen siendo malos, aunque precisamente por eso hay quien los considera buenos. Quizás alguien diga lo mismo de Tenemos que hablar. Hugo Silva, tal vez, pues es el único que parece sentirse cómodo con su personaje. A parte de Ernesto Sevilla, que hace siempre de Ernesto Sevilla, y nunca abandona su particular Club de la comedia. El resto cumple con su cometido con más inercia que ganas, y esa acaba siendo la dinámica que mueve el film, pura rutina narrativa. Nada nuevo en la filmografía de David Serrano si recuerdan Días de fútbol y Días de cine.