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Emitir facturas con el NIF

Todos hemos tenido alguna vez una factura en la mano, pero tal vez no le hayamos prestado mucha atención. Emitir facturas no es algo que tenga que hacer todo el mundo en su rutina económica. Ni personal ni  profesional. Aunque lo cierto es que todos disponemos de un NIF, que es el elemento imprescindible para emitir facturas.

Por qué el NIF es necesario para emitir facturas

Veamos porqué el NIF es un elemento necesario, que debe incluirse siempre en el documento, a la hora de emitir facturas. Sin este identificador, la factura no es un documento oficial correcto.

El CIF y el NIF

El NIF es el número de identificación fiscal de la empresa o de la persona jurídica que la emite. Y su función es la misma que el DNI para cualquier ciudadano. Es un identificador para Hacienda. Estos números conforman el CIF en el primer caso, y el NIF en lo referente a las personas (autónomos), y los dos son válidos para emitir facturas legales.

Aunque inicialmente el NIF consistió en añadirle una letra al número del DNI de la persona identificada con el mismo, hoy en día en la práctica el Documento Nacional de Identidad y el Número de Identificación Fiscal son idénticos, pues el DNI también incluye la letra. La cual, por cierto, es el resultado de una operación matemática de las cifras que componen el DNI. El carnet de identidad de toda la vida. Un documento que en la actualidad también tiene su versión electrónica.

Así las cosas, tanto un ciudadano como persona física y jurídica, como un autónomo (trabajador por cuenta propia), que dispone de su NIF (idéntico, ya lo hemos dicho, al DNI) pueden emitir facturas. El número fiscal será igualmente válido en cualquiera de los casos. La diferencia entre las facturas la marca la Agencia Tributaria. El autónomo deberá incluir el porcentaje de IVA que le corresponda a su actividad, ya que tiene la obligación de tributar. Sin embargo, si el documento ha sido hecho por una persona física, que necesita emitir facturas de forma esporádica por algún servicio puntual, y no supera una cierta cantidad anual de ingresos, puede facturar solo con la retención del IRPF (-15%).

El otro número de identificación fiscal es el CIF, que corresponde a las empresas. Cada una tiene un solo CIF y éste no varía nunca. Podría decirse que es el DNI de la sociedad.

El CIF es una cifra de ocho dígitos con una letra delante, y cada empresa tiene el suyo. Este es el código que las empresas deben hacer constar al emitir facturas. Sin el CIF la factura no es válida y no puede identificarse a la empresa que la ha emitido. Su función es exactamente la misma que la del NIF para emitir facturas las personas físicas.

Otros elementos necesarios para emitir facturas

Las facturas deben contar con una serie de datos imprescindibles para ser un documento válido. Una condición indispensable, además, para que podamos desgravárnoslas llegado el momento y si resulta ser un gasto deducible.

Así, al recibir una factura a la que debamos hacer frente, siempre habrá que comprobar  que esté bien confeccionada y que cumpla con todos los requisitos formales exigidos por la ley. Debe figurar el número de factura, la fecha de expedición y los datos tanto del vendedor como del comprador (nosotros, en el caso que planteamos): denominación social, NIF y domicilio fiscal de cada uno.

También debe constar una descripción de la operación (concepto de la venta o del servicio facturado), el tipo impositivo del IVA que corresponda, o la exención del mismo, la retención del IRPF, cuando proceda, el precio (base imponible) y, por supuesto, el importe total de la operación una vez se hayan aplicado todas las retenciones o los porcentajes impositivos.

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