La economía en el cine… «Todo el dinero del mundo»

La avaricia rompe el saco, reza el refranero popular. Pero aún es peor si no lo rompe. O al menos lo es para el avaro, pues si no recibe su merecido por el camino, acabará muriendo solo en su jaula de oro, acompañado si acaso por sus inanimadas e inútiles riquezas. Y esa y no otra es la moraleja del nuevo trabajo de Ridley Scott, representada de forma fascinante con una particular versión del Rosebud orsonwellesiano, que el cineasta convierte aquí en una renacentista Madonna con niño, incapaz de redimir de sus pecados al codicioso anciano en su último aliento. Y es llegado a ese punto cuando se evidencia que mucho puede ser igual a nada.

Ese magnate cicatero fue John Paul Guetty, que construyó su imperio sobre un mar de petróleo, convirtiéndose en el hombre más rico del mundo en la década de los 60, y que se negó a pagar el rescate por el secuestro de su nieto a manos de la mafia calabresa porque no podía desgravarse ese dinero. Casi un chiste, si no fuera porque es real y no tuvo ninguna gracia. Tal vez por eso, en descargo del apellido, o para asearlo mínimamente desde un punto de vista moral, cuando expiró sus herederos dieron una buena parte de la fortuna del abuelo a la beneficencia. Aunque solo fuera para contrarrestar su lamentable imagen pública y financiera, pues había creado una fundación con objetivos caritativos solo porqué, esta vez sí, le permitía desgravar. A pesar de que nunca donó un solo dólar.

El film es un intenso y rotundo drama familiar, realista en sus planteamientos, con una ambientación sombría y un preciso retrato de sus protagonistas. Encarnados con convicción por un ajustado reparto, donde brilla el venerable Christopher Plummer. Una película muy en la línea de otros trabajos de Scott de corte social como fuera Thelma & Louis, por ejemplo, alejada de sus propuestas más fantásticas y efectistas (Alien, Blade Runner). Un trabajo preocupado en todo momento por las relaciones entre personajes, que son el verdadero motor de la acción. De modo que se convierte en un thriller atípico, pues la amenaza surge tanto del bando aliado como del enemigo, y es en ese fuego cruzado donde se desarrolla la desesperada historia de amor familiar, que focaliza el verdadero interés del relato.

Director: Ridley Scott

Intérpretes: Michelle Williams,  Mark Wahlberg,  Christopher Plummer,  Romain Duris.

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