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«La perla», del sueño próspero a la pesadilla de la codicia

John Steinbeck fue uno de los grandes escritores norteamericanos del siglo XX. Autor de títulos memorables como  “De ratones y hombres”, “Las uvas de la ira”, “La perla” o “Al este del Edén”. Unas novelas que, entre otras muchas de su producción literaria, le granjearon un premio Pulitzer y el Nobel de Literatura en 1962. Además de convertirle en un referente, tan admirado como denostado, según la ideología sociopolítica de cada cual, de la crónica social y económica de la época. Años marcados por la gran depresión económica de los años 30. Paradigma del fracaso capitalista, a juicio del escritor, que preñó sus mejores obras de una feroz crítica contra la avaricia, la injusticia y otras fuerzas destructivas que en su opinión caracterizaban el capitalismo.

Un tema que subyace bajo cada una de las frases que conforman La perla (1947). La novela más breve de Steinbeck, y una contundente parábola sobre la relación del individuo con la sociedad. Ese entorno de convivencia que acaba moldeando su conducta con la imposición de reglas, obligaciones, prejuicios y aspiraciones que, desde el prisma anticapitalista del autor, siempre están marcadas por la desigualdad y la injusticia. 

Con un lenguaje áspero y rotundo, a veces también íntimo e incluso tierno, pero siempre amargo, el autor retrata la deriva de una familia humilde, feliz, que osa aspirar al sueño de una vida mejor tras un golpe de fortuna. El hallazgo de una inmensa y valiosa perla. Una ilusión que acaba absorbida y destruida por un despiadado sistema social guiado por la codicia y la corrupción.

Con su austera maestría narrativa, y bajo la piel de su personaje, Steinbeck repasa, padece y denuncia los que considera los males esenciales del capitalismo, aceptados por el sistema  como parte del modus operandi comercial. Todo eso que hoy denuncia, combate e intenta contrarrestar el denominado Comercio justo, que por entonces aún no había sido etiquetado.

Pero aun con todo, no son las injusticias y desigualdades del poder económico lo que más interesa al novelista, aunque sea éste el motor del argumento de La perla. Son las consecuencias que esta dinámica socioeconómica tiene sobre las personas. En qué las convierte. Cómo puede transformarlas, ya sea por sumisión, manipulación o desesperación. Y ahí reside el verdadero drama de la historia, el humano. El de la relación del individuo con el sistema. Donde la envidia, la avaricia o la traición se normalizan. Gajes del oficio.

Un infierno emocional surgido de una ostra formidable, donde la esperanza en forma de perla se transforma en una maldición que convierte los sueños en pesadillas.

Argumento de “La perla”

De algún modo ya hemos diseccionado los contenidos de “La perla”. Los temas que plantea Steinbeck a partir del simbólico hallazgo que da título a la novela. Un elemento que si fuera trasladado al terreno  cinematográfico bien podría encajar en la definición hitchcockniana de  macguffin. Una simple excusa, en realidad irrelevante, que da pie al desarrollo de las cuestiones que en verdad interesan al autor.

Pero aun así, el libro cuenta la historia de Kino, un pobre pescador indígena que vive con su esposa Juana y su hijo Coyotito en una aldea cercana a la costa. Su vida cambia abruptamente cuando encuentra “La Perla del Mundo”, una inmensa y valiosa perla que puede sacarlos de la pobreza.

La ilusión y la alegría incitan a Kino a soñar con una vida mejor, pero no tardará en toparse con el mundo real. Todo su entorno social, amigos, vecinos y comerciantes de la zona, otrora paisanos amables y  cordiales, han visto en la perla una oportunidad para enriquecerse, y no dudarán en hacerlo a costa de Kino. La esperanza pronto empalidecerá frente a la codicia y la corrupción del sistema. Y la perla, en lugar de ser una bendición, se convierte en una fuente de conflictos, tentaciones y violencia.

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