Pinkwashing, solidaridad comercial solo el mes del Orgullo
El mes de junio es el mes del Orgullo. El periodo escogido por los diferentes colectivos LGTBIQ+ para manifestarse, visualizar sus tendencias y reivindicar sus derechos. Una iniciativa que ha ido popularizándose año tras año, y que actualmente genera actividades multitudinarias. Una oportunidad comercial que no ha pasado desapercibida para muchos negocios, y que ha derivado en el “Pinkwashing”.
¿Qué es el “pinkwashing”?
El “pinkwashing” es una estrategia comercial vinculada al movimiento LGTBIQ+. Pero no necesariamente comprometida con el mismo en términos sociológicos. De hecho, algunas fuentes lo definen como “el acto de usar o añadir colores o imágenes del arcoíris a la publicidad, indumentaria, accesorios, puntos de referencia u otros espacios para indicar un apoyo a la igualdad del colectivo LGTBIQ+ y ganar así la credibilidad del consumidor, pero con un mínimo esfuerzo o pragmático resultado». Y además, por lo general, sin mantener esta misma postura de apoyo el resto del año. Una estrategia interesada que en más de una ocasión ha sido criticada por algunos de los colectivos afectados.
De hecho, algunos análisis efectuados por expertos sociólogos señalan que, por lo general, este tipo de medidas no son más que actos performativos sin contribuciones tangibles a la comunidad LGTBIQ+. Razón por la cual acaba por no tener ninguna consecuencia positiva, más allá de los resultados comerciales de las empresas derivados de la campaña publicitaria.
Lavado de cara “rosa”
La imagen puede ser solo fachada, y tras ella puede no haber un compromiso real con el movimiento LGTBIQ+, ni llegar a traducirse en un apoyo tangible. Aunque también haya empresas o marcas que apuesten con auténtica convicción ideológica.
Pero las iniciativas “pinkwashing”, cuya traducción seria “lavado rosa”, en un juego de palabras derivado de “lavado de cara” para mejorar la imagen pública de una empresa, no siempre se centran en la promoción comercial enfocada al consumo entre los clientes afines a los colectivos LGTBIQ+. Son muchas las empresas que se suman a esta tendencia para cdemostrar su adhesión a la cada vez mayor concienciación de la sociedad con respecto a la diversidad y la inclusión. Así, según un estudio de la consultora Deloitte, el 83% de los miembros de la generación ‘millennial’ se comprometen más con su empresa cuando consideran que esta fomenta una cultura inclusiva.
¿Por qué “pinkwashing”?
Por qué es el rosa el color elegido para estos movimientos de blanqueo de imagen, cuando en realidad se trata de un “rainbow washing”. Es la bandera arcoíris la que representa tradicionalmente a esta comunidad, y estos suelen ser los colores que incorporan todas las marcas a sus promociones para demostrar su apoyo al movimiento del Orgullo. Pero es que, a pesar de ello, ha sido el color rosa el que se ha asociado desde los años 1970 al activismo LGTBIQ+. De ahí, que haya sido el cromatismo escogido para denominar esta estrategia. Y no debe confundirse con el “purplewashing”, que es el color escogido para identificar y apoyar los movimientos de las mujeres y el feminismo.
Los colectivos que engloban las estrategias “pinkwashing” son los que conforman con sus iniciales el acrónimo LGTBIQ+. La “L” se refiere a las lesbianas. La “G” es la inicial de “gay”, y es la asignada al colectivo de los homosexuales masculinos. La letra “T” es la que incluye en la sigla a las personas transgénero. La “B” es la que hace referencia a las personas bisexuales, que sienten atracción afectiva y/o sexual tanto por personas del mismo sexo como del opuesto. La “I” es la que representa a las personas intersexuales, que son aquellas que nacen con características biológicas que no se ajustan a las típicas categorías de masculino o femenino.
La “Q”, por su parte, representa la palabra “queer”. Un término que hace referencia a quienes se identifican más allá de las categorías tradicionales del sistema binario varón/mujer, heterosexualidad/homosexualidad. Sin etiqueta alguna. Con una identidad libre. Y por último el símbolo “+”, añadido para incluir a los colectivos que no están representados en las siglas anteriores.