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Deflación: qué es y cuáles son sus consecuencias

Hay términos económicos que nos resultan familiares por el uso frecuente que se hace de ellos en las noticias que tratan la actualidad financiera, pero que no sabemos con certeza lo que significan. Uno de ellos, por ejemplo, es la deflación, también conocida como inflación negativa, y que tiene efectos muy perjudiciales para la economía de un país. Veamos en qué consiste este fenómeno y cuáles son sus consecuencias.

¿Qué es la deflación?

La deflación es básicamente lo contrario de la inflación. Consiste en un descenso generalizado y continuado de los precios de los bienes y servicios a causa de un exceso de la oferta y una reducción de la demanda. Un fenómeno asociado por lo general a situaciones de crisis y recesiones económicas.

Causas de la deflación y sus consecuencias

Como hemos dicho, la deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios de una economía es superior a la demanda, por lo que las empresas se ven obligadas a reducir sus precios para poder vender sus productos y servicios. Un desajuste en el mercado que puede tener dos motivos.

Demanda insuficiente

La primera causa que puede desembocar en deflación es una demanda insuficiente provocada por una caída de la economía. Así, para poder vender sus productos o servicios las empresas se verán obligadas a bajar precios y sus beneficios disminuirán. La consecuencia es que las empresas deberán reducir costes, y ello significa reducir salarios y despidos de personal. Una circunstancia que de inmediato provoca una pérdida en la capacidad de gasto de las familias y con ello se hunde el consumo. Un círculo vicioso, pues esta situación hace que la demanda siga bajando. De modo que los recortes no han funcionado, sino más bien al contrario, y las empresas aún producirán menos y seguirán recortando hasta quedar en nada y quebrar. 

Exceso de oferta

Aunque parezca un fenómeno paradójico, un exceso de oferta también es perjudicial para el mercado. Cuando se produce un incremento excesivo de la producción que éste no es capaz de absorber, las empresas se ven obligadas a reducir precios. Y ahí empieza de nuevo el proceso regresivo antes descrito.

¿Cómo evitar la deflación?

La deflación es una amenaza para la economía nacional. Es por ello que son los gobiernos y los bancos centrales los que deben tomar medidas para combatirla o para anticiparse y evitarla a través de políticas monetarias y fiscales.

La política monetaria impulsada desde las entidades bancarias consiste en reducir el valor del dinero. Algo que consiguen los bancos centrales inyectando liquidez en la economía nacional para que haya más dinero en circulación y bajando los tipos de interés. De este modo se incentiva el consumo en la población.

Por otro lado, también pueden tomarse medidas en materia de política fiscal para luchar contra la deflación. Por ejemplo, aumentar el gasto público para suplir la disminución del gasto privado. También se puede optar por bajar impuestos para conseguir que las rentas sean más altas y los consumidores puedan gastar ese dinero en el sector privado. Diferentes medidas para equilibrar el gasto público y privado.

Diferencias entre inflación, deflación y estanflación

Puede parecer un trabalenguas, pero no conviene tomarse a broma estos términos. No son lo mismo y conviene diferenciarlos. La inflación, la deflación y la estanflación son diferentes fenómenos que se dan por diversos motivos en la economía de mercado con consecuencias muy distintas.

Ya sabemos en qué consiste y cuando se da la deflación. Veamos ahora las diferencias con la inflación y la estanflación.

Inflación

La inflación y la deflación son efectos contrarios que se dan en la economía de mercado. Así, la inflación es el comportamiento ascendente de los precios que pagan los consumidores, mientras que la deflación supone el descenso de los mismos. Medidos ambos por la evolución del Índice de Precios al Consumo (IPC).

Estanflación

La estanflación es un fenómeno excepcional que se da cuando coincide una alta inflación (intensa subida de precios) y un estancamiento de la economía con tasas de crecimiento del PIB bajas o negativas.

Esta negativa situación se da cuando las medidas tomadas para solucionar los desequilibrios del mercado, en vez de controlar la inflación y reactivar la economía, tienen un efecto contrario.

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