La economía en el cine, recordando… «Gold, la gran estafa»
En cualquier caso, a Gold le falta personalidad narrativa. Es algo estática, discursiva, le falta pegada y atrevimiento. La supuesta empatía que los soñadores transmiten, sobre todo cuando son perdedores, nunca nos perturba durante ni nos sobrecoge después. Nos da un poco igual. Tal vez porque a los dos protagonistas les falte algo de carisma. Cosa rara en la reciente y notable trayectoria de McConaughey (Mud, Dallas Buyers Club o la televisiva True detective), que incluso se deja eclipsar por el hierático Edgar Ramírez.
El film se sustenta en la intriga de saber cómo acabará la aventura empresarial a la desesperada de un hombre que se deja guiar más por sus convicciones que por su instinto, de muy dudosa fiabilidad; y aunque el relato nunca se desinfla por completo, hay ciertas reiteraciones y vueltas a lo mismo que resultan redundantes y quizás innecesarias. Pero aunque de corte algo televisivo, es un pasatiempo que funciona.