¿Cómo afrontar económicamente la jubilación?

A la espera de saber si se ampliará o no la edad de jubilación en España, lo cierto es que los 65 años tarde o temprano nos llegarán a todos, y la jubilación es una etapa que conviene planificar económicamente para poder disfrutarla. Veamos cómo afrontarla.

Hay que pensar en la jubilación con suficiente antelación

Se trata de una nueva situación social, con nuevos gastos a tener en cuenta y unos niveles de ingresos inferiores a lo que fue nuestro sueldo profesional, por lo que es necesario tener las cosas claras y asumir las nuevas circunstancias.  Junto a la alegría de recuperar el tiempo libre, llega la realidad de no cobrar un salario, y la pensión pública será siempre menos cuantiosa que el sueldo de un trabajador en activo. Por ello, una jubilación cómoda requiere complementar la pensión pública con el ahorro y la inversión personal.

Un cálculo aproximado de la nueva situación socioeconómica indica que durante su retiro le harán falta entre un 70% y 90% de los ingresos previos a la jubilación. Si tenía un sueldo de 2.000 € netos mensuales antes de jubilarse, necesitará entre 1.400 € y 1.800 € para mantener el mismo estilo de vida como pensionista. Y esto es así porque se supone que los gastos son menores, ya que tendrá pagada su vivienda y sus hijos no dependerán de usted. Además, también ahorrará en costes relacionados con el trabajo y tendrá que pagar menos impuestos. Pero cuidado, porque la pensión puede no llegarle para cubrir sus gastos pese a que estos se han rebajado.

¿Cuánto cobraremos por la pensión?

Una persona que cotice en el Régimen General de la Seguridad Social (trabajadores salariados) tiene derecho a cobrar una pensión de jubilación ordinaria al cumplir los 65 años, siempre que haya cotizado un mínimo de 15 años.

Lo que se cobrará depende del salario que haya tenido el trabajador durante su vida laboral y de lo que haya aportado a la Seguridad Social (base de cotización). Se calcula el promedio de la base de cotización de los 15 años previos a la jubilación (base reguladora) y un porcentaje de esta base será su pensión. Ésta podrá ser de un 50% si cotizó durante 15 años o hasta del 100% si lo hizo durante 35 años o más.

La Seguridad Social también cubre otros supuestos de pérdida de ingresos no relativos a la jubilación, como la incapacidad permanente o la viudedad. Pero cada caso es diferente, de modo que conviene informarse de la casuística individual para optar a las  distintas prestaciones que existen en la Seguridad Social.

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