Un proyecto de educación financiera
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¿Qué es un swap? Pues no es sencillo explicarlo. Se trata de un derivado financiero en el que dos partes acuerdan intercambiar los beneficios futuros de dos productos. Tal vez difícil de entender para un ciudadano de a pie. Pero la economía está presente en nuestra cotidianeidad diaria, y la terminología financiera nos rodea y nos condiciona en buena medida. De hecho, es probable que a menudo nos sintamos avasallados con tanto tecnicismo y con los frecuentes anglicismos de la jerga económica.

Es por eso que queremos aclarar en este artículo un concepto como el swap, seguramente ajeno a nuestros intereses más comunes. Pero es que hace poco hablamos del “swapping”, y nada tiene que ver una cosa con la otra. De modo que lo que queríamos aclarar para evitar equívocos, pues el “swapping” sí que nos afecta de forma directa. Y porque además, el saber no ocupa lugar.   

Swap: qué es

El Swap, como ya hemos dicho al inicio, es un derivado financiero consistente en un acuerdo entre dos organismos o personas en el que se pacta intercambiar una serie de cantidades monetarias entre sí en un futuro y bajo unas condiciones determinadas. De este modo, con un flujo de permutas económicas pactadas entre las partes, la pretensión es  anticiparse al mercado y cubrir riesgos futuros.

Por tanto, la finalidad de este instrumento financiero es lograr un beneficio o ventajas en torno a la financiación, sobre las tasas de interés o sobre la rentabilidad de una operación financiera. Una estrategia utilizada en particular por grandes agentes del mercado, tales como instituciones bancarias, grandes empresas o gobiernos. No es habitual en operaciones de pequeños inversores.

Para qué sirven

Los swaps tienen varios usos, según los intereses de quienes utilicen esta herramienta financiera. Uno de ellos es intercambiar en el futuro recursos entre dos partes, de modo que en ocasiones un swap puede no ser puramente monetario, sino también de bienes o servicios. En muchos casos los swaps están referenciados al precio del petróleo o del oro.

Este producto también se puede utilizar para especular. Sería el caso si creemos que aquello que recibiremos en el futuro será de mayor valor que aquello que entregamos. Así se podría contratar un swap para acordar un intercambio con expectativas especulativas. Este uso de los swaps es lo que en los medios de comunicación financieros suele denominarse “apostar en los mercados financieros”.

Tipos de swap

Hay diferentes tipos de swaps, y estos que explicaremos a continuación son los principales: los de tipo de interés, los de divisas y los de incumplimiento crediticio.

Los primeros se utilizan principalmente como medio de cobertura para la exposición a los tipos de interés variables. Este tipo de permuta es la más básica, conocida también como un swap simple. Su finalidad es convertir un esquema de pagos de tipos variables en pagos de tipos fijos o viceversa.

El swap de divisas es un contrato de permuta financiera en el que las partes se comprometen al intercambio de pagos de intereses y pagos a capital (denominado pago principal) en sus divisas correspondientes.

Los de incumplimiento crediticio operan de forma diferente al resto de los swaps financieros y a menudo se les compara con una póliza de seguro por las similitudes con ese producto. El acuerdo es entre dos partes, un comprador y un emisor, y así el primero se obliga a realizar un pago periódico al emisor, mientras que éste, a cambio de esos pagos, garantiza el reembolso de las pérdidas en el caso de un impago por un valor subyacente.

Otras modalidades de swaps son los de índices bursátiles, o swap sobre acciones, que operan de manera similar a la permuta de tipos de interés, aunque ligado al desempeño de un índice bursátil, por lo general un índice mayor. Y los swaps de materias primas. Un  convenio en el que los flujos de efectivo a intercambiar están ligados al precio de una mercancía subyacente.

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