La crisis es bicéfala, y del mismo modo que ha significado una debacle económica para muchos, se ha convertido en fuente de inspiración creativa para infinidad de artistas, que han encontrado en la depresión social un auténtico filón para desarrollar sus respectivos talentos. Tal y como hizo por ejemplo Bob Fingerman en 2009 con Salario mínimo – un poco al estilo autobiográfico de Harvey Pekar en su inimitable American Splendor-, ya que el protagonista de la novela gráfica es un trasunto de sí mismo. Un dibujante de cómics que se gana la vida trabajando para editoriales cutres, que le pagan poco, y donde publica chistes sobre mujeres de pechos enormes. Y alrededor de su realidad profesional discurre su vida en un estado de absoluta precariedad. Sin un duro, sin prestaciones sociales en un mundo marcado por la globalización, y sumido en una deprimente insatisfacción existencial que mucho tiene que ver con las miserables condiciones en las que subsiste.
A lo largo de las 248 páginas de esta edición de Dolmen, seremos participes de su vida personal día a día y de su evolución, marcada por una pírrica economía, la relación con su novia (íntima y muy explícita), las relaciones con sus amigos, sus dudas existenciales y su forma de enfrentarse a la muerte.
Todo eso nos lo mostrará Fingerman de manera meticulosa, como lo es también su dibujo, denso, lleno de detalles, donde nada queda sin dibujar pero con una extraña habilidad para no saturar. Y será con ese estilo con el que nos situará perfectamente en la ciudad de New York, con sus calles abarrotadas de variopintos personajes que dan lugar a una novela gráfica en la que aborda sin miedo temas importantes como el sexo, la muerte, el matrimonio, el aborto, la religión y, por supuesto, la decadencia financiera de una sociedad enferma.
Bob Fingerman, autor inédito en España hasta la publicación de este volumen, es uno de los más interesantes del panorama independiente norteamericano.
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