Nadie puede abstraerse al poder del dinero, a la necesidad del dinero, a la presencia del dinero ni a los problemas que conlleva su ausencia. Es uno de los pilares fundamentales de nuestra sociedad. El que posibilita el consumo. Y eso lo es todo. Nada tendríamos sin él en el entorno en que vivimos. Es lógico, pues, que el dinero haya inspirado infinitas reflexiones, ya sean en forma de ensayos, de ficciones, de críticas, de panfletos o de caricaturas tan cómicas como ácidas. Y es tal vez en este último ámbito genérico donde podríamos ubicar «Mi libro sobre el dinero» (Esa cosa maravillosa y horrible), la historia gráfica que el maestro del cómic Eddie Campbell le dedica al motor de la economía para, de algún modo, analizar quiénes somos y cómo somos en función de nuestras finanzas y la manera que cada uno tiene de sustentarlas.
Las preocupaciones creativas de Campbell siempre han tenido mucho que ver con nuestra realidad social y existencial. Más allá de clásicos como la icónica From Hell, en el que puso en imágenes un guion de Alan Moore que acabó convirtiéndose en película con Johnny Depp, el historietista británico ha tratado en sus cómics temas tan cotidianos como la familia, el matrimonio, la paternidad, el éxito, el fracaso o la muerte. Incluso el proceso creativo y las motivaciones profesionales en el entorno laboral. Una trayectoria que, de algún modo, hacía prever que la economía no tardaría en ser objeto de alguna de sus creaciones. Y así fue en 2013, cuando publico el volumen que ahora nos ocupa con la editorial Astiberri.
En el libro Eddie Campbell habla de las finanzas en general y de las suyas en particular. De como él ha vivido la economía, la suya y la macro, desde el punto de vista de quien viaja por todo el mundo y cobra en diferentes monedas y en diferentes realidades. Y claro, comenta como la recesión le ha afectado, pero no hace grandes análisis. Prefiere hablar de nosotros, de las personas (él incluido), condicionadas inevitablemente por la economía, pero no necesariamente sometidas. Una utopía más que una teoría, pues no son soluciones lo que pretende proporcionar con su trabajo. Son pensamientos. A veces bobadas. Muy lucidas, pero bobadas filosóficas, al fin y al cabo. De hecho, en una entrevista aseguraba irónicamente: “Cualquiera que pregunte a un historietista sobre finanzas es que ha abandonado el camino de la sabiduría”.
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