Los riesgos del autoempleo: emprender con garantías

Establecerse por cuenta propia conlleva riesgos. Veamos cuáles.

Ser emprendedor, y por ende autónomo en una aventura empresarial personal, es una decisión importante. Una iniciativa laboral que hay que acometer con tantas garantías como sea posible para minimizar riesgos, aunque siempre los haya. Repasemos algunos de ellos y perfilemos cuál debe ser la actitud adecuada para asumir la experiencia del autoempleo.

Lo primero que debe preguntarse quien quiera emprender su propio negocio es si tiene la motivación, los conocimientos y la personalidad necesarios. ¿Domina los términos y las técnicas del sector en el que desea establecerse con su producto o servicio? ¿Cuenta con tiempo? ¿Puede trabajar bajo presión? ¿Es optimista y confía en sí mismo? ¿Sabe vender sus ideas? Muchas cuestiones que de tener una respuesta negativa deberían disuadirnos de continuar con el proyecto.

El éxito de su negocio dependerá de su tenacidad y de la manera como lo gestione, más que de la idea. Pero pese a todo, y aunque su actitud y el concepto sean buenos, para implantarse con eficacia debe tenerse muy en cuenta el contexto empresarial, el mercado. Por ello es fundamental conocer muy bien el mercado en el que piensa competir. Saber que tiene demanda su producto, que no está saturado el mercado o que sus competidores son de su talla empresarial. De lo contrario la selección natural de mercados acabará con el proyecto.

Los errores

Una vez sopesados los riesgos, los pros y los contras, ya estamos preparados para emprender nuestro negocio, pero eso no significa que ya esté todo hecho. Más bien al contrario, queda mucho por hacer. Y ¿cuáles son los errores más frecuentes que pueden dar al traste con nuestro negocio? Veámoslos.

En primer lugar, nunca hay que dar por supuesta la viabilidad del negocio. Una buena idea no es suficiente para desarrollarlo. Hay que seguir trabajando día a día, y mejorando en la medida de lo posible en función de lo que nos enseñe la experiencia sobre el terreno.

Hay que analizar a nuestro cliente. El perfil del comprador. Ponerse en su piel a la hora de adquirir su producto/servicio y darle todas las facilidades. La fidelización del cliente es básica.

Por mucho que confiemos en nuestro proyecto, confiarse nunca es bueno. Sin anuncios publicitarios o estrategias de marketing es difícil que los clientes se enteren de nuestra existencia: hágase conocer.

Es un error muy común entre los trabajadores autónomos olvidarse de cuánto necesitará para pagar el día a día de su negocio hasta que empiece a ganar más dinero del que gasta. Por ello, cuando calcule la inversión inicial necesaria es fundamental incluir en ella una previsión realista de ese dinero. La tesorería es básica para los inicios de cualquier empresa.

Es importante tener en cuenta lo que tardarán en tramitarse los diferentes permisos que necesita para montar su negocio, especialmente los del ayuntamiento o los de sanidad (si es un negocio alimentario). Abrir un negocio sin los permisos es correr un riesgo administrativo innecesario y que puede conllevar problemas legales graves. De modo que no debemos descuidar el papeleo antes de poner en marcha la empresa.

Y a partir de aquí la lógica de mantener y fomentar la satisfacción del cliente, pues la competencia no perdona y el mercado es libre.

 

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