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Fraudes en empresas: cuáles, cómo y dónde

Una de las principales preocupaciones sociales es el estado de la economía. La salud financiera del país y sus empresas, que de forma directa afecta a la de los ciudadanos. Y por eso la proliferación de los fraudes en empresas es una cuestión de interés general.

En este sentido, la Asociación Española de Empresas Contra el Fraude (AEECF) ha elaborado un Informe sobre Tendencias de Fraude en Empresas 2024-2025 en España. Veamos algunas de las informaciones que contiene el estudio respecto a los fraudes en empresas, y de esta manera nos haremos una idea aproximada del panorama al que se enfrenta el tejido empresarial español desde la perspectiva de la seguridad. Y ya podemos avanzar que la banca, las entidades de crédito y las empresas de telecomunicaciones son las que enfrentan más intentos de fraude en la actualidad.

 Fraudes en empresas: banca y telecomunicaciones

El 78% de las empresas encuestadas por la AEECF ha experimentado un incremento en los intentos de fraude en los últimos años, intensificándose la actividad fraudulenta a la que deben hacer frente.

La banca es tradicionalmente el principal objetivo de los ataques de los defraudadores dada la naturaleza de sus operaciones y transacciones con un impacto financiero directo a los consumidores. El de las telecomunicaciones es también un sector continuamente expuesto a diferentes riesgos, y ha registrado un considerable incremento de ciberdelitos y de estafas a ciudadanos. Y por último, las entidades financieras de crédito, entidades de financiación alternativa y las financieras de marca de automoción son otros sectores que afrontan riesgo de fraude significativo dado que realizan operaciones de crédito normalmente con nuevos clientes y mayoritariamente online.

Intentos de fraudes en empresas

Aunque no todos los intentos de fraude se concretan, es muy significativa la frecuencia con la que se registran tentativas delictivas. En concreto, un 44% de las empresas consultadas para la elaboración del informe manifiestan que tienen intentos de fraude superiores al 2,5% de su cartera. Un porcentaje que pone de manifiesto la importancia de establecer  controles, medidas y herramientas antifraude en las políticas de seguridad de las empresas.

Además de las arriba señaladas, hay otro 26,09% de entidades que asegura que los intentos de fraude representan menos del 1% de sus solicitudes totales. Y un 30,43% que declara una incidencia de intentos fraudulentos situada entre el 1% y el 2.5% del total de solicitudes de sus clientes.

Casos consumados

Hasta el momento hemos hablado de los frecuentes intentos de fraudes en empresas. Muchos de ellos abortados por los sistemas de seguridad implementados por las entidades atacadas. No obstante, aún queda mucho por hacer en materia de ciberseguridad, ya que un 60,87% de las empresas reportan un aumento en los casos consumados de fraudes en empresas, según recoge el informe.

No obstante, y para no resultar derrotistas, cabe apuntar que ese repunte de fraudes efectivos sigue suponiendo un porcentaje muy pequeño del total de intentos. De hecho, más de la mitad de empresas consultadas aseguran que aunque las estafas hayan aumentado, no significan ni el 1% de los intentos neutralizados. Y eso obviamente significa que los sistemas de defensa contra los fraudes en empresas son eficaces. Aunque no conviene bajar la guardia, y hay que seguir reforzándolos.

Canales de fraudes en empresas

El estudio sobre las tendencias de fraudes en empresas también analiza los principales canales utilizados por los estafadores para ejecutar sus actividades ilegales. Veamos cuáles son estas vías escogidas por los delincuentes para llevar a cabo las tentativas ilícitas.

Canal directo online

El 43,59% de las empresas reporta que el canal directo online es el principal punto de acceso para actividades fraudulentas. El entorno por excelencia que los defraudadores explotan para llevar a cabo sus ataques. La proliferación de técnicas de phishing, malware y fraudes en plataformas digitales subraya la necesidad urgente de fortalecer las medidas de seguridad cibernética y adoptar soluciones avanzadas para proteger los sistemas empresariales.

Canal telefónico

El 20,51% de los fraudes apuntan al canal telefónico, indicando que los defraudadores aún recurren a técnicas más tradicionales como la estafa telefónica y el uso indebido de información compartida a través de llamadas. Este canal puede ser vulnerable a prácticas como el vishing (phishing por voz), lo que sugiere la importancia de implementar procedimientos de verificación adicionales y capacitación para el personal que gestiona las interacciones telefónicas.

Prescripciones o sucursales presenciales

Un 17,95% de los casos están atribuidos a prescriptores o sucursales presenciales, lo cual indica que los fraudes en empresas también pueden surgir de interacciones y transacciones a través de estos canales de contacto físico, aunque en menor medida que los anteriores.

Por ello, por esa predominancia del canal directo online en los incidentes de fraude, todo apunta a la necesidad de reforzar las medidas de seguridad digital. Las empresas deben centrarse en mejorar la ciberseguridad, implementar herramientas avanzadas de detección y respuesta ante amenazas, y mantener una vigilancia constante sobre todas las interacciones digitales para reducir las vulnerabilidades y proteger la integridad de sus operaciones.

Percepción del fraude

Hay que asumir el riesgo de la ciberdelincuencia. Es algo con lo que hay que convivir en el sector empresarial, y hay que buscar soluciones para combatirlo y minimizarlo.

El informe de la AEECF revela diversidad de percepciones de los fraudes en empresas según las víctimas de los mismos. Así, un 33,93% de las empresas los considera principalmente como un asunto reputacional, que compromete la credibilidad y la confianza de los clientes. Es decir, que afecta a la imagen pública de la entidad y a la relación con sus clientes.

En cambio, según el estudio, un 21,43% de las empresas preguntadas percibe el fraude como una pérdida provisionada en la cuenta de resultados.

En otro orden de cosas, algunas entidades consideran el fraude como una fuente de información para la toma de decisiones. Es decir, aprender de ello para mejorar los sistemas de seguridad contra los ciberdelitos.

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