Si viajamos fuera de la zona euro tendremos que cambiar dinero. Y en la mayoría de ocasiones el empleo de una expresión tan convencional como cambiar moneda o cambio de divisa nos parece correcta, nos parece idéntica, pero en cambio nos puede jugar una mala pasada, porque no significan lo mismo, aunque a veces pensemos que sí. No son sinónimos. ¿Cuál es la diferencia entre moneda y divisa?
Para aclarar las cosas hay que tener claro los conceptos de moneda y divisa, que son diferentes. La moneda es la unidad física y la divisa hace referencia a la unidad monetaria de cada país. Por tanto, el cambio de moneda es la compraventa de euros a la moneda local del país que visitamos. Mientras que las operaciones que no implican movimiento físico de dinero, como transferencias o cheques, se denominan cambio de divisas. De alguna manera, y por decirlo de un modo más gráfico, cuando en realidad no se implican las monedas físicas en las operaciones financieras entre países con diferente “dinero”, sino su valor, es cuando se denomina divisa.
Y llegado este punto conviene aclarar otro concepto importante, ya que siempre se habla de compra y venta de moneda, y los valores que se aplican a estas operaciones, y de los cuales dependen que ganemos o perdamos dinero en el cambio, no siempre están tan claros como pensamos. Así, hay que señalar que hay una diferencia entre tasa de venta y de compra.
La tasa de venta hace referencia al dinero (en euros) recibido al convertir moneda extranjera de la que sobra al volver de vacaciones. Sin embargo, la tasa de venta es el dinero recibido al cambiar euros a la divisa del país de destino. O sea, el dinero que dispondremos para gastar allí en la moneda regular y oficial del país que se visita.
En este sentido, debe tenerse en cuenta una circunstancia en lo referente a la tasa de venta, pues no todas las monedas pueden cambiarse al volver a casa. De hecho, por lo general solo el euro, el dólar, el yen japonés y alguna otra moneda fuerte según el país se pueden volver a cambiar en su moneda nacional. El resto de billetes (el suelto, las monedas de metal, nunca pueden cambiarse) hay que gastarlos en el país antes de abandonarlo o servirán únicamente para coleccionar y tener un recuerdo del viaje.
Por eso es importante hacer un cálculo aproximado y lo más preciso posible de lo que vamos a gastar, y no cambiar más de lo necesario.
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