Diversos estudios señalan al tren de alta velocidad como el medio de transporte más eficiente, el que menos consume y contamina en comparación con otros, como el avión. Sin embargo, una de las críticas más habituales al AVE es su impacto medioambiental y las consecuencias de su construcción sobre el paisaje.
La inauguración el 14 de abril de 1992 de la primera línea del Tren de Alta Velocidad (AVE) Madrid-Sevilla fue un hecho clave para el desarrollo del transporte por ferrocarril en nuestro país. Actualmente, España es el país europeo con más kilómetros de vía ancha, lo que ha permitido que este tipo de ferrocarril se haya convertido en un claro rival para el avión.
La competencia entre ambos medios en los últimos años está haciendo que los usuarios se decanten claramente por el AVE en algunos trayectos (como el de Madrid-Barcelona por ejemplo) por comodidad, tiempo, horarios… y por su menor contaminación: hasta cinco veces menos que los aviones.
Eficiencia del AVE
Y es que el AVE está considerado como el medio de transporte más eficiente, ya que es el que menos consume y el que genera menor cantidad de CO2 por pasajero. En el trayecto Barcelona-Madrid, un viajero del AVE genera 13 kilogramos de CO2, frente a los 70 que origina el avión. En el recorrido entre Madrid-Sevilla, 9,4 kilos en la alta velocidad y 61 en avión.
El estudio realizado por el director del grupo de estudios e investigación de explotación técnica y económica del transporte y de energía y emisiones en el ferrocarril de la Fundación de Ferrocarriles Españoles (FEF), Alberto García Álvarez, analiza diez corredores españoles de alta velocidad. En siete, el AVE emite menos CO2 por pasajero, en los otros restantes, se impone el tren convencional.
El informe, muestra, además, que el ferrocarril de alta velocidad gana en todas sus rutas al avión, contaminando menos. Este último, aún volando lleno, no se equipara en emisiones de CO2 con la alta velocidad.
Pero el elemento clave que hace realmente eficiente al AVE es el número de plazas que vayan ocupadas. Esto determina en gran medida su eficiencia en comparación con los demás medios de transporte. Y en este sentido, la velocidad es un aspecto determinante para conseguir más viajeros y reducir los niveles de emisiones contaminantes.
Sostenibilidad
La transferencia de viajeros desde el tren convencional, coche, autobús y avión hacia el AVE está contribuyendo a reducir la contaminación atmosférica. Se calcula que en el corredor Madrid-Zaragoza-Barcelona el ahorro en relación con el coche y el avión respecto al AVE es de 200.000 toneladas de CO2 por año.
En un país como España, donde el sector del transporte representa el 40 por ciento de las emisiones de carbono a la atmósfera, con un aumento en 2011 del 9,2 por ciento de esas emisiones contaminantes y la necesidad en 2012, según el Protocolo de Kioto, de reducción del 15 por ciento en los gases de efecto invernadero, la apuesta por el tren de alta velocidad respecto a otros medios de transporte es clave.
Ventajas del AVE
- Medio respetuoso con el medio ambiente y el clima.
- Distancia a recorrer. El estudio de la fundación indica que la distancia media de las líneas del AVE son un 12 por ciento más cortas que las del tren convencional. Son más directas y reducen el consumo de energía y servicios como la calefacción y el aire acondicionado.
- Tiene una velocidad más homogénea.
- Diseño aerodinámico.
- Moderna tecnología.
- Devuelve energía a la red eléctrica gracias al uso de su freno regenerativo: permite que algunos trenes devuelvan a la red entre un 6 y un 10 por ciento de la energía en alta velocidad y hasta un 40 por ciento en cercanías.
- Uso de la energías renovables. Durante 2010, los trenes de la compañía española Renfe se alimentaron en un 34 por ciento de fuentes renovables.
- Menor contaminación acústica respecto al avión.
Impacto medioambiental
Es, sin duda, una de las principales críticas que se realiza al AVE desde diversos colectivos de vecinos y ecologistas: su impacto sobre el paisaje, la agresión al medio ambiente en zonas muy específicas y, en especial, durante la construcción. Y es que dada la especial orografía española, hay lugares donde las obras del tren de alta velocidad y su construcción alteran de manera irreparable el espacio y el entorno paisajístico.
Para intentar paliar estas consecuencias negativas en la medida de lo posible, desde la aprobación en 2006 del Plan Estratégico de Calidad y Medio Ambiente, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) es el encargado de velar por la sostenibilidad y vigilancia ambiental, compatibilizando el interés general con la preservación del entorno y el patrimonio. Así, es necesario antes de comenzar las obras una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que marca las directrices para construir un nuevo vial del AVE.
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