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6 consejos para gestionar la economía en pareja

El dinero no solo proporciona sustento y bienes materiales. La economía interfiere en otros muchos aspectos de la vida, y desde luego también puede resultar determinante en el terreno sentimental. Hete aquí algunos consejos para gestionar la economía en pareja y que ésta no sea un problema.

Cómo manejar la economía en pareja

En primer lugar, y como es lógico, conviene señalar que cada pareja es un mundo, y su casuística es diferente a la de cualquier otra. Sin embargo, hay algunos hábitos o decisiones que, con los inevitables matices particulares podrían generalizarse en lo que se refiere a la economía en pareja.

Por su puesto, algunas cuestiones dependerán de si la idiosincrasia de cada pareja: si está casado o no, de si tienen una cuenta conjunta o manejan finanzas separadas, o de si ambas partes gozan de ingresos, por ejemplo. Pero aun así, hay consejos que pueden resultar útiles a la casi totalidad de las pareja.

Hablar de la economía en pareja antes de convivir

Como ya anticipábamos en el punto anterior, es importante tener clara la relación económica que tendremos en pareja antes de afrontar la convivencia. Y más si esta viene marcada por un compromiso matrimonial.

En España hay tres  tipos de regímenes económicos en el matrimonio: Sociedad de gananciales, Separación de bienes y Régimen de participación. Y el objeto de este artículo no es explicar las características de cada uno de ellos, sino aconsejar a todas las parejas que antes de casarse se informen y consensuen cuál de ellos les conviene o les convence.

Muy aconsejable resulta también tratar este tema como lo que es, una cuestión de capital importancia. Por lo tanto, es bueno abordarlo siempre en un entorno agradable y con la mejor predisposición. La precipitación o el enfrentamiento y la desconfianza son malos consejeros.

Definir personalidades financieras

De manera prácticamente simultánea, pues además es parte intrínseca al proceso de mutuo conocimiento de la pareja, conviene definir las personalidades financieras de cada uno.

Es fundamental conocerse financieramente para perfilar un modelo de economía en pareja.  Hay que conocer la personalidad financiera de nuestra pareja  para entender o intuir sus planes de futuro, su postura sobre temas como inversiones o hipotecas y muchos otros. Una de las evidencias en este proceso es ver la manera en que cada uno gasta, ahorra e invierte su dinero.

Los proyectos conjuntos refuerzan la economía en pareja

La pareja es cosa de dos, pero eso no significa que cada uno no pueda tener su vida y una cierta autonomía individual. Sin embargo, fomentar proyectos financieros en común, ya sean inversiones, objetivos profesionales o planes de ocio, que impliquen una necesidad y un compromiso financiero para llevarlos a cabo, sirven para consolidar la implicación en la economía en pareja. Los gastos comunes ilusionantes refuerzan la confianza financiera, siempre que se cumplan las expectativas estipuladas.

Un fondo de emergencia

Los imprevistos pueden dar al traste con cualquier proyecto, y por ende afectar a la salud financiera de la pareja. Todas las ilusiones pueden desvanecerse ante una adversidad económica inesperada: una avería cara del coche, una reforma inevitable o incluso la pérdida del empleo. Pero la crisis que puede resultar de una circunstancia como esa, y que sin duda puede hacer mella en la relación de pareja, puede atenuarse si hemos sido previsores. Si  hemos ido haciendo un fondo de emergencia familiar con ingresos periódicos, dispondremos de un dinero extra para hacer frente al problema. Al menos inicialmente, y mientras buscamos una solución.

Control de los gastos comunes

Cuando la economía en pareja confluye en una cuenta común, los gastos recaen sobre el saldo conjunto y las finanzas familiares no necesitan un plan de gestión para repartir las obligaciones. Pero cuando una pareja ha decidido mantener sus respectivas cuentas y gestionar sus ingresos  por separado, es muy aconsejable establecer un sistema de reparto de los gastos.

Este sistema se basa en repartir los gastos conjuntos y que cada parte aporte por separado. Si tienen ingresos similares, se recomienda dividir mitad y mitad, es decir,  50% cada uno. Si los ingresos son muy distintos lo más recomendable es hacerlo de manera proporcional. Para que este sistema de control sea justo deben incluirse solo de gastos comunes.

Flexibilidad

Aun con todo lo antedicho, no estamos ante una ciencia exacta, y la economía, tanto la individual como la economía en pareja, es voluble y está expuesta a múltiples factores socioeconómicos. Por ello, es importante tener en cuenta que a pesar de conocer las expectativas de nuestra pareja y haber confeccionado un plan conjunto, pueden surgir imprevistos o cambios de parecer. Es importante respetar el punto de vista del otro. Ser flexibles y comprensivos, y frente a posibles adversidades  siempre debemos intentar alcanzar acuerdos que busquen el beneficio económico y emocional de la pareja.

La infidelidad financiera

Con el nombre de infidelidad financiera se conoce el fenómeno consistente en ocultar aspectos sobre tus finanzas o las finanzas compartidas al otro miembro de la pareja. Una circunstancia bastante frecuente y que, lógicamente, no es bueno para la economía en pareja.

Un estudio realizado en los USA por el National Endowment for Financial Education (NEFE) señala que los comportamientos más frecuentes considerados como infidelidad financiera son: la ocultación de dinero en efectivo, gastos a escondidas, extraviar facturas, mentir sobre las deudas o sobre los ingresos personales.

La encuesta apunta también que los hombres son más proclives que las mujeres a engañar a su pareja por motivos de dinero (47% frente a 39%), y que la situación familiar y económica también influye. Las personas con empleo y las parejas con hijos menores de 18 años confiesan ser más infieles financieramente que los desempleados y las parejas sin hijos o con hijos mayores de edad.

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